Por Rolando Méndez Perera
El arca del Ariguanabo (Ilustración de Ángel Boligán) |
Nos despertamos con la noticia de la restricción
de agua que tendremos próximamente en mi pueblo San Antonio ¿de los Baños?; contaremos
con agua dos o tres días a la semana, un día sí y dos no, debido a situaciones
con el manto freático, algo muy sorprendente para esta zona donde habito y
donde conozco que no existe esa sequía que tienen algunos otros lugares del país.
Haciendo un poco de historia, a principio de la
década de los 70s, siendo muy joven, me convertí por obra y gracia de la
necesidad del país en profesor emergente de la Enseñanza Media, donde recibía
y daba clases a la vez. Mi asignatura preferida y seleccionada en aquella época
era la Geografía de Cuba. Recuerdo que en estas clases con las que nos
divertíamos mis alumnos y yo, aprendimos muchísimo de la mano del Doctor Antonio
Núñez Jimenez; en cada curso me encantaba a más no poder el momento que dentro
de este imaginario recorrido que hacíamos por todas las zonas del país,
llegábamos al espacio que ocupa mi Ariguanabo.
De niño ya había aprendido que el Ariguanabo es un río que
nace de manantiales cerca de la laguna de Ariguanabo, y que a medida que crecía
la laguna aumentaba su caudal, porque nuestro río era su desagüe. Por este
tiempo se comentaba que por cada metro de altura en la represa del río en San
Antonio, la laguna aumentaba 100 metros en sus límites.
Nací muy cerca de donde se sumerge, ese era mi barrio que
hoy, con el solo hecho de mencionarlo, alivia mis arrugas; lugar de mis primeras
citas, asombros, leyendas y misterios de mi infancia. Allí el agua se pierde en
el vientre de una cueva por entre raíces de una ceiba famosa en mi pueblo, y es
la que se muestra en el escudo de la Villa. Sin saberlo, una tarde-noche de su
historia recibió una visita: era la tropa de la Gira Interminable. Casi frente
a este lugar, se montó una modesta tarima, un poco de luces y eso sí, se
escuchó muy buen arte, este gesto lo interpreté como algo que podía provocarle a
nuestra Cueva del Sumidero alguna alegría y firmeza.
Pruebas y estudios se hicieron desde tiempos lejanos para
saber sobre su curso subterráneo a donde iba a parar y se supo que reaparece, a
unos catorce kilómetros de su sumidero en un lugar con nombre indio conocido
por Cajío en la costa sur, en el municipio de Güira de Melena.
A mi modo de ver, el Ariguanabo (río y laguna incluidos) no
es solo San Antonio de los Baños, a pesar de tener una estrecha vinculación con el desarrollo demográfico,
económico y sociocultural de este pueblo; Ariguanabo es Güira de Melena (por donde pasa
subterráneamente), y es el territorio abastecido por la vertiente sur de Caimito de Guayabal, Bauta, Bejucal
y Boyeros. También es una cuenca que abastece de agua a parte de la población de la
capital del país. Todo eso, para mí, es Ariguanabo.
En el transcurso de su existencia recibió distintos nombres, según la
localidad: Biragua, Ariguanabo, Guandanbú, Loreto, Perdigón. Eran lagunas
separadas en 1781 y las lluvias de un ciclón, según aumentaban el nivel del
agua, se unieron formando en 1791, la que fuera nada menos y nada más que la mayor
laguna de nuestra isla.
Desde la segunda mitad del siglo pasado “supersabios” trabajaron intensamente
para secar la Laguna Ariguanabo. Una vez logrado quedó este espacio cubierto de
hierbas, pero en la década de 1980 la naturaleza dijo "aquí estoy" y el ciclón
Federico inundó de nuevo la laguna y dejó al Cayo La Rosa, en el Municipio de
Bauta, incomunicado por un buen tiempo.
Pero el hombre en su empeño destructivo siguió insistiendo, y triunfó el desastre que los sesudos concibieron, al terminar de secar de una vez y quizá por siempre este paraje natural, tan
importante para el desarrollo humano de la zona.
Esta es la génesis de la
catástrofe que posteriormente esos mismos destructores, pero con otras caras, trasladaron a las aguas de nuestro río, aguas
que ya hoy no son las mismas, ni tienen la transparencia, ni el caudal del que
hablaron muchas personalidades, entonaron músicos, pintores y poetas del
territorio.
Hoy nuestro río carga sobre sí
toda la inmundicia habida y por haber, factor que atenta contra la salud e infringe la
situación higiénica sanitaria de los pobladores y consumidores de estas aguas. Hablo de un almacén natural contaminado de porquería e impureza, donde abundan en
sus ya escasas aguas, entre otros, latas, animales muertos, escombros,
desechos fecales de varias áreas del pueblo que, en momentos de fiestas “populares”, se incrementa.
Para
rematar, ¿qué nos queda de la flora y la fauna de este paraje natural? Para aquellos
que aprendimos a escondidas y con susto a nadar en este lugar, rodeados de
tomeguines, para aquellos que desde la orilla distinguíamos o pescábamos la
trucha o la biajaca en curricán, todo ha quedado en el recuerdo; eso forma
parte de un Ariguanabo que no existe y es el reflejo del abandono de un pueblo
y la dejadez de las autoridades que lo han dirigido, quienes nos han hasta
asegurado en nuestras caras que
el problema es que reglamentariamente no está determinado a que instancia estatal
pertenece el río: no es de aquí, pero tampoco es de allá, es decir, el río no es de nadie. También se ha demostrado muy poca comprensión de este problema por los organismos que poseen una
política ambiental. Allá va eso… a hacer
lo que se pueda y cuando se pueda.
Me gustaría saber en qué orden
dentro de las prioridades municipales, provinciales, nacionales, está
contemplado nuestro río. Estoy casi seguro que es el último de la cola, y como coronación
inaceptable premian a esta provincia (donde sucede todo esto) dentro de lo mejor
del país en temas ambientales. ¿Cómo
es posible que participemos en conferencias internacionales para hablar y
criticar sobre el maltrato a la naturaleza y permitirnos que suceda esto aquí
en nuestro patio?
Me lo dijo un hermano, me
lo dijo un amigo: somos posiblemente la última generación que pudiera acabar de
parar todas estas irresponsabilidades, con acciones concretas ya estudiadas,
documentadas por científicos locales, gente que vive aquí y no en la luna, los
que han identificado
los principales problemas, personas del
grupo “Amigos del Río” que tienen soluciones pero no pueden o no se les ha
permitido encausarlas, por lo que con justa razón se sienten muy
disgustados (por mencionar una palabra más escuchable).
Punto
aparte merece comentar la aprobación de la Fundación Ariguanabo, que
integrarían ariguanabenses, dispuestos a trabajar y que desde los 90s, vienen
realizando donaciones y tareas, algunas de ellas estropeadas por la indolencia oficial.
Subrayo que a partir del 2008 apareció y se organizó un grupo heterogéneo, todos amigos
del río, que integran además de científicos estudiosos del tema, artistas de
todas las manifestaciones, profesores, estudiantes, trabajadores e
intelectuales en general. Parte de este grupo se reunió con ministros,
dirigentes en todas las esferas e instancias y jamás, a pesar de aparentar otra
cosa, recibieron respuesta sobre tan noble propósito ciudadano, por lo que han
estado esperando más de 8 años. Ha sido una falta de respeto hacia un grupo de
cubanos que defienden y defenderán este cielo que nos vio nacer 24 x 24 horas
del día.
Basta de
mentiras y engaños, necesitamos que nuestros dirigentes tomen conciencia de lo que
esto puede significar para las actuales y sobre todo nuevas generaciones. El Ariguanabo está muy solo, enfermo
y agonizante, pero tiene aún posibilidades de salvarse, por eso no cesaremos en continuar manifestando que se está cometiendo
un crimen.
Defiendo y
continuaré en la pelea por nuestro derecho a impedir que desaparezca, porque él
nos pertenece como ariguanabenses, como habitantes de este, nuestro país, de
este, nuestro planeta y ojalá nunca aplique lo que dice aquella canción….”después
de muerto amarnos más”… porque ya no tendría sentido.
207 comentarios:
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Dale nomás, Amoríos está más cerca de lo que pensás. Saludos.
Feliz Renacer querida Victoria!
La película Trumbo es una obra de arte, basada en la vida de: Dalton Trumbo.
Un guionista norteamericano perseguido por el "Comité de Actividades Antiestadounidenses"
Una verdadera obra de arte, lloré de tanta lucha.
Mirala Silvio.
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Hola Silvio mi nombre es Fredy Villamil pintor y humorista gráfico natural de san antonio de los baños , eterno enamorado de su música , ,, tres casas de donde vivía en san antonio vivía su tío Pupi (rip) hombre profundamente enamorado de mi obra ,una ves llevó a su mama por mi casa para que conociera mi trabajo y para mí fue una gran sorpresa y honor que esa dama me visitara allá , pasaron unos minutos para que ella y mi abuela se pusieran al día ,,,, mi abuela era de la loma y para mi sorpresa se conocían ,,, en fin ,,,me presento como otro de los tantos seguidores ,me Cauzan mucha química para crear www.villamilartgallery.com
Fredy, bienvenido a Segunda cita. Pupy era primo hermano mío.
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