Guillermo Rodríguez Rivera
Hay un verso de
César Vallejo, en Poemas humanos, que me complace en especial, porque
más allá de su logro artístico, encierra una enorme verdad:
No
hay Dios, ni hijo de Dios, sin desarrollo.
El hombre no nace
siendo quien va a ser: ese hombre experimenta, aprende, dice y se desdice,
porque en ese proceso va siendo el que será.
José Martí llega a
los Estados Unidos en 1881 para una larga estadía. Quien llega a Nueva York es
el hombre nacido en una colonia opresivamente tratada por su metrópoli. No ya
la independencia que disfrutaban –y a veces sufrían– sus antiguas posesiones:
ni siquiera el derecho de los propios españoles podían tener los cubanos en su
isla. Aquí, ser español, haber nacido en Madrid o en Sevilla, era un privilegio que no tenían los cubanos
en el lugar donde habían nacido.
Cuba ya había
librado su larga guerra de los diez años, pero no había conseguido la
independencia ni la abolición de la esclavitud.
La divisiones, los regionalismos, los egoísmos personales se han
impuesto sobre el gran proyecto nacional. Pero esos años han sido cualquier
cosa menos tiempo perdido: allí terminaron de cuajar la patria y su cultura.
Martí contempla en
los Estados Unidos a una nación libre, que elige a sus gobernantes y
visiblemente decide y enrumba su destino: con filósofos como Emerson, con
poetas como Walt Whitman, que Martí
descubre al mundo hispánico cuando todavía estaba prohibido en su país.
Dedicado a
construir el Partido Revolucionario Cubano para fraguar al fin la independencia
de su patria, vive en los Estados Unidos y lo mantiene su insuperable oficio de
periodista: los grandes periódicos que
entonces tenía nuestra América –El Partido Liberal, de México; La
Opinión Nacional, de Caracas y La Nación, de Buenos Aires– son los receptores del torrente verbal de
Martí, que muestra unos Estados Unidos
como jamás se habían descrito antes.
Pero hay que
llegar hasta las crónicas de 1887: a Martí le corresponde ser testigo –y
describir– el proceso y ejecución de los
obreros anarquistas de Chicago. Son los hombres cuya memoria venera el mundo
consagrándoles el 1 de mayo como Día Internacional de los Trabajadores, la
fecha en que estos hombres y otros obreros revolucionarios demandaban el
establecimiento de la jornada laboral de 8 horas. El presidente Grover
Cleveland le temió al trasfondo izquierdista de esa fecha y consagró el primer
lunes de setiembre como Labor Day. Julio Antonio Mella no dudó en declarar esta
fecha como “día de la sumisión del trabajador”.
El proceso y
ahorcamiento de los obreros anarquistas concluye, escribe Martí,
sin
que haya más fuego en las estufas, ni más pan en las
despensas,
ni más justicia en el reparto social, ni más
salvaguardia contra el hambre de los útiles, ni más luz y
esperanza
para los tugurios, ni más bálsamo para lo que
hierve y
padece[1].
La conclusión
martiana culmina en una valoración tremenda:
Esta
república, por el culto desmedido a la riqueza, ha
caído,
sin ninguna de las trabas de la tradición, en la
desigualdad, injusticia y violencia de los países
monárquicos. [2]
Quisiera que se
tuvieran en cuenta las exactas palabras que emplea ese maestro del español que
fue José Martí: no es que los Estados Unidos estimen importante la riqueza, ni
siquiera que la divinicen consagrándole un culto, sino que ese culto es
“desmedido”: no conoce valladar ni límite. No hay un reparo moral que se le
oponga.
Martí advierte que
la república democrática ha sido dominada por la riqueza: en principio,
cualquiera puede ser senador o gobernador o presidente pero, cada vez más, es
el dinero que costea la campaña electoral el que decide.
Esa dualidad entre
la realidad y la apariencia va a regir la vida norteamericana: al frente de las
acciones de los Estados Unidos siempre figura un irreprochable principio
altruista y generoso: detrás, está siempre el interés material.
En la última ronda
de negociaciones con Cuba, los Estados Unidos han dicho que no están dispuestos
a cambiar la política migratoria hacia Cuba; el Congreso no está dispuesto a
derogar la ley del bloqueo económico, comercial y financiero que se ejerce
contra Cuba hace 53 años. Todo parece indicar que el acercamiento a Cuba, que
tantos hemos visto con optimismo, fue una manera oportunista de tratar de que
no desapareciera la Cumbre de las Américas, que toda Latinoamérica no quería
efectuar más sin Cuba.
Hasta ahora,
detrás del noble acercamiento, parecen estar los mismos Estados Unidos, que dicen una cosa y hacen
otra.
206 comentarios:
«El más antiguo ‹Más antiguo 201 – 206 de 206Johan, gracias por tus saludos. Creeme que es un amanecer triste por el resultado en Venezuela. Pero... Ahí viene el hombre, que se levanta, crece y se agiganta...
Mi saludo Venezuela, que continúe su proceso, que la batalla sigue.
Gracias Adriana, saludos
Hay una nueva entrada
Buen día y buena semana Segundaciter@s ....
aprovechando un sandwich (puente para los españoles), en casa enterándome recién del mal resultado de las parlamentarias en Venezuela .... escribo en este espacio, porque tanto la referencia del profe Guillermo y lo que comento, tienen principalmente un mismo origen: el gobierno de Estados Unidos de América .... pero también supongo que errores propios, discusiones inútiles contra la unidad, egos por las nubes, no lo sé, pero así como va la cosa, parece que la discusión del perfeccionamiento del socialismo tendrá que ser algo a postergar o hacerlo algo más confidencial, ya que con esta apertura, con esta transparencia propia, se aprovecha cada sílaba, porque en definitiva se abordan los "errores" ... para la contrarrevolución es más fácil, sólo tienen que poner dinero y usar sus viejas recetas !!
Respecto mi país, dejo la reflexión de un cercano sobre nuestra actualidad: Me declaro iniciador de mi segunda o tercera juventud. Son nuevos y jóvenes tiempos -dramáticos tiempos- que exigen, IMPERATIVAMENTE, repensar otra clase de unidad en la base popular. Luchar incansablemente por poner fin a la dispersión de millones de gentes trabajadoras, desde el modesto peón del campo al trabajador de cuello y corbata, de uniforme o no, al profesional de buenos ingresos pero que igual es explotado por algún ente empresarial; desde la asesora del hogar o la obrera textil que se mata tras una máquina extenuante para ganar alrededor del mínimo en jornadas del siglo XIX hasta la profesional o académica o secretaria quemándose la vida frente a un computador, por mucho que maneje su autito o compre su vivienda a 20 años plazo, igual explotada. Fin a la dispersión de innumerables organizaciones populares sociales y políticas que bregan por más justicia cada una por su cuenta, búsqueda de un camino común sin renunciar a las diferencias circunstanciales - una verdadera unidad de los de abajo que ataje las maniobras cada vez más pérfidas de los sectores dominantes dentro o fuera del gobierno de turno y del imperialismo que los coopta y digita desde Washington buscando otra cara que le permita supervivir superando al neoliberalismo en declive.- El futuro es duro pero para los que siempre sueñan y luchan por una sociedad absolutamente más justa, el socialismo para muchos o una sociedad de la igualdad o el cielo en la tierra para muchísimos también, una sociedad que ponga fin al egoísmo, al individualismo, preservando las capacidades, las inteligencias, las virtudes personales de cada cual; tal futuro es promisorio y luminoso a condición de esa lucha contra el poder.
LLego tarde a esta nota de Rodríguez Rivera sobre las relaciones Cuba --USA, han pasado ya muchos días después de su publicación pero me confunde al decir "el Congreso (norteamericano) no está dispuesto a derogar la ley del bloqueo económico, comercial y financiero que se ejerce contra Cuba hace 53 años". Solo podría saberse y decirse eso cuando el Congreso lo hubiera llevado a votación y eso, según personas informadas, si sucediera hoy no solo en la bancada demócrata, sino en la republicana, contaría con los votos suficientes para la eliminación del bloqueo/embargo comercial. Dos obstáculos al menos se interponen en el momento para que dicho tema fuera llevado a los hemiciclos. Uno es la oposición ideológica de los "barones" republicanos cubanoamericanos y el otro, estructurado en la propia ley Helms Burton, es el tema de las compensaciones. El que si puede hacer mas es el presidente Obama, no precisamente el Congreso.
Gracias, Jorge, le paso tu opinión a Guillermo, que tiene un Internet muy precario.
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