La importancia del referendo griego

                                   por Guillermo Rodríguez Rivera

Cuando los votantes griegos acaban de rechazar, con una mayoría de más del 60 %, los recortes que para su economía había decretado la inefable troika europea, ese acto de irrefutable soberanía popular, de impecable ejercicio de la democracia ha estremecido a la Europa de los ricos: lo suficientemente como para que la alemana Angela Merkel y el francés François Hollande hayan decidido convocar a una reunión de los jefes de los gobiernos que integran la Unión Europea.

Francia y Alemania son, hoy por hoy, los países –los gobiernos– que mejor encarnan a esa Europa. Alemania es la gran vencedora económica de los últimos años que, además, se anexó el fruto del trabajo de los alemanes de la RDA, sin apenas mover un dedo.

Los ingleses han preferido contemplar más bien desde lejos ese barullo continental: después de todo, ellos jamás se han considerado europeos, sino british.

La historia que sigue en boga es la de la crisis, que hace rato que no me parece más que un pretexto para imponer la política neoliberal, que la derecha mundial apoyó e impulsó desde los tiempos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher: que los ricos no paguen los impuestos sino los pobres; que se recorten los salarios y las pensiones; que se suprima la seguridad social emergida en tiempos de Franklin Delano Rosevelt y con la aprobación del economista John Maynard Keynes, que impulsó lo que se llamó el “estado de bienestar”.

Esa política favorecedora de los humildes quiso ser y fue un disuasivo contra el influjo de las ideas marxistas: el capitalismo también podía proteger a los pobres, y lo hacía.

Pero cuando cayó el socialismo europeo, la derecha de los grandes países ricos pensó que se podía regresar a la Europa presoviética,  a los inicios del siglo XX, cuando no había amenaza socialista. Sobornaron y liquidaron la socialdemocracia europea: de un socialdemócrata como Olof Palme, se pasó a ese farsante que fue Felipe González y el camino quedó libre para las políticas neoliberales. El PSOE español proyecta pactar con el PP para cerrarle el paso a PODEMOS.

El aventurerismo de los bancos fue premiado por los estados burgueses entregándoles el dinero de los contribuyentes y enriqueciendo aún más a los banqueros.

No hay tal crisis, y Argentina lo demostró no pagando a ese rey de la usura, a ese garrotero internacional que es el FMI. Porque la fórmula de los grandes capitalistas es un callejón sin salida para los pobres: pierden la atención a la salud, la buena educación gratuita, el derecho al empleo, les recortan las pensiones a los ancianos. Esa economía derrumbada es el requisito para que te presten otra vez y sigas endeudándote: vives en una “deudocracia” y tu deuda externa se va convirtiendo en tu “deuda eterna”.

Grecia es el primer país europeo que acaba de decir no al sistema del totalitarismo financiero. Estoy seguro de que no será el único, porque esa ruptura es la única salida para los pueblos.