miércoles, 30 de octubre de 2013

Bárbaro e insólito

INTERVENCIÓN DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE CUBA, BRUNO RODRÍGUEZ PARRILLA EN EL 68 PERIODO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES UNIDAS, EN EL TEMA: “NECESIDAD DE PONER FIN AL BLOQUEO ECONÓMICO, COMERCIAL Y FINANCIERO IMPUESTO POR LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA CONTRA CUBA”. NUEVA YORK, 29 DE OCTUBRE DE 2013.
Señor Presidente:
El Departamento de Comercio de los Estados Unidos ha puesto como condiciones para emitir una licencia que autorice cualquier suministro de equipos, dispositivos o medicamentos, al Cardiocentro Pediátrico William Soler de La Habana, el uso exclusivo de estos en pacientes cubanos, monitorear su destino final, que no se utilicen en actos de tortura, en violaciones de derechos humanos, en producciones biotecnológicas, ni sean re-exportados. En el Apéndice E del formulario de la licencia, pide numerosos datos para cerciorarse de que el Cardiocentro no tiene vínculos con la producción de armas químicas y biológicas, con tecnologías de misiles, ni armas nucleares.

Decenas de prestigiosos especialistas, al menos cinco reconocidos hospitales estadounidenses y muchos otros en el planeta conocen bien esta institución especializada en Cardiología y Cardiocirugía pediátricas, que desde el 2010, ha operado del corazón a 1101 niños y atendido a decenas de miles de pequeños pacientes.
Sin embargo, el Cardiocentro continúa siendo catalogado por el Departamento de Comercio como “Hospital Denegado”.
Como consecuencia, las niñas y niños cubanos no pueden ser tratados con el dispositivo Amplatzer para curar la comunicación interauricular o cerrar el cortocircuito vascular en el conducto arterioso del corazón, ni con los dispositivos utilizados en el cateterismo intervencionista, o recibir medicamentos de mejor calidad para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca, anti-arrítmicos y antibióticos de última generación.
Por esa razón, decenas de menores sufrieron cirugías toráxicas que pudieron ser evitadas. Otros ciento dos niños operados, con hipertensión pulmonar, no pudieron ser tratados con gas óxido nítrico, que es una de las mejores terapéuticas disponibles.
De igual manera, el Instituto de Cirugía Cardiovascular carece de piezas de repuesto, contraste y software avanzado para realizar eco-cardiografías.
El Hospital Ortopédico Frank País no puede sustituir la Cámara Gamma SOPHA, necesaria para el diagnóstico de afecciones tumorales malignas, infecciones óseas y articulares.
El Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí no puede acceder al antiviral en solución oral infantil Kalestra, al no tener licencia del Departamento del Tesoro para su importación. Este medicamento inhibe la replicación del virus en niños nacidos con SIDA, aumenta su inmunidad y previene las enfermedades oportunistas.
Los daños humanos que produce el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos impuesto a Cuba son incalculables. Provoca sufrimientos y constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos. El 76% de los cubanos han vivido bajo sus efectos devastadores desde su nacimiento.
El bloqueo califica como un acto de genocidio, según el artículo II de la Convención de Ginebra de 1948 para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; y también como un acto de guerra económica, de acuerdo con la Declaración Relativa al Derecho de la Guerra Marítima adoptada en 1909.
El Departamento de Estado miente y manipula datos de remesas de la emigración y de las pequeñas donaciones de organizaciones no gubernamentales, que él mismo obstaculiza, para presentar a su gobierno como un donante de ayuda humanitaria a nuestra nación.
El memorando del subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, escrito el 6 de abril de 1960 y desclasificado 30 años después, dice, cito:
“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro […] No existe una oposición política efectiva [...] El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...] negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Fin de la cita.
Es bárbaro e insólito que 53 años después, persista la misma política.
Señor Presidente:
Los daños económicos acumulados en medio siglo debido al bloqueo ascienden a un billón 157 mil millones de dólares, más de un millón de millones.
Hemos alcanzado resultados innegables en la eliminación de la pobreza y el hambre, en índices de salud y educación que son de referencia mundial, en la promoción de la igualdad de género, en la libertad y el bienestar equitativo, en el consenso social, en la participación democrática de los ciudadanos en las decisiones de gobierno, en la reversión del deterioro ambiental, y en el desarrollo de la cooperación internacional con un centenar de países del Tercer Mundo, ¿cuánto más no habríamos podido hacer sin este colosal obstáculo a nuestro desarrollo y los enormes costos humanos y financieros que nos han impuesto?.
Durante el gobierno del presidente Obama, el bloqueo ha sido recrudecido, en particular en el sector financiero.
Históricamente, Estados Unidos ha empleado en la persecución y vigilancia de nuestras transacciones financieras y relaciones económicas el enorme poderío tecnológico de su sistema masivo de espionaje global recientemente denunciado.
Desde enero de 2009 hasta septiembre de 2013, se han impuesto multas a 30 entidades norteamericanas y extranjeras, cuyos montos totalizan más de 2 mil 446 millones de dólares por relacionarse con Cuba y otros países.
En diciembre del 2012, el banco británico HSBC, fue multado, por la misma razón, en un monto de 375 millones de USD y el banco japonés Tokio-Mitsubishi UFJ con 8,6 millones.
En marzo del 2013, la agencia Reuters suspendió los servicios de información bancaria y financiera.
El cerco económico se ha apretado y su impacto está presente en las carencias y dificultades que sufre la familia cubana en todos los aspectos de su vida.
Estados Unidos no es un socio comercial de Cuba, como afirman desvergonzadamente sus representantes, porque no puede serlo el Estado al que no se puede exportar ni comprar productos o servicios, ni usar el dólar en nuestras transacciones; de cuyas subsidiarias en terceros países no se nos permite adquirir medicinas ni alimentos debido a la Ley Torricelli, que también prohíbe entrar en sus puertos, durante 180 días, a los barcos de todo el mundo que atraquen en la isla; que impide a otras naciones vendernos todo lo que tenga más de un 10% de componentes estadounidenses o exportar aquí cualquier producto que contenga materias primas cubanas. No lo es el Estado en que rige la Ley Helms-Burton, que amplió de forma inédita las dimensiones extraterritoriales del bloqueo y codificó integralmente el “cambio de régimen” y la ulterior intervención en Cuba, ni el Estado que invoca la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, solo aplicable a situaciones de guerra y únicamente vigente para Cuba.
Nuestra pequeña isla no es una amenaza para la seguridad nacional de la superpotencia. Entonces, ¿por qué los norteamericanos no pueden acceder a productos cubanos de primera calidad, a nuestros medicamentos de última generación? ¿Por qué sus empresarios pierden oportunidades? ¿Por qué no se abren negocios que crearían empleos en tiempos de crisis? ¿Por qué las compañías norteamericanas no pueden acceder a la nueva Zona Especial de Desarrollo del Mariel?
Las sanciones permanecen intactas y se aplican con todo rigor. No es un asunto bilateral. El bloqueo es agresivamente extraterritorial y una violación del Derecho Internacional que lacera la soberanía de todos los Estados. Es una transgresión de las normas internacionales de comercio y de la libertad de navegación. La cruel inclusión de medicinas y alimentos quebranta el Derecho Internacional Humanitario. Es un acto hostil y unilateral que debe cesar unilateralmente.
Señor Presidente:
El bloqueo es el principal obstáculo al más amplio acceso a internet y las tecnologías de la información y las comunicaciones, al restringir el ancho de banda de la isla, encarecer la conectividad e impedir la conexión a los cables submarinos cercanos.
Las sanciones limitan gravemente los contactos entre ambos pueblos y los que permite, los condiciona con propósitos de “cambio de régimen” y desestabilización interna.
A pesar de que Washington ha autorizado muy selectivamente algunos intercambios culturales, académicos y científicos, estos continúan sujetos a severas restricciones y múltiples proyectos de este tipo no pudieron realizarse debido a las negativas de licencias, visas y otras burocráticas autorizaciones.
Cuba es el único destino en el planeta, prohibido a los viajes de los ciudadanos estadounidenses. Es un asunto constitucional relevante que, en esta materia, los ciudadanos norteamericanos no sean iguales ante la ley, según sean o no de origen cubano.
El Equipo Nacional de Beisbol no ha podido cobrar los pagos adeudados por su participación en el II y III Clásicos Mundiales de 2009 y 2013. Se denegó la licencia a 300 corredores norteamericanos para participar en el maratón Marabana, en 2012.
Más de 300 músicos, que participaron en decenas de proyectos artísticos en este país, no han podido recibir remuneración.
La emigración cubana sufre medidas discriminatorias. La respuesta a la reforma de la ley migratoria cubana, de enero de 2013, ha sido la persistencia en la aplicación de la Ley de Ajuste Cubano y en la política “pies secos-pies mojados” que alientan la emigración ilegal e insegura y el tráfico de personas, las cuales provocan pérdidas de vidas humanas.
Curiosamente, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) embargó los fondos de una Organización No Gubernamental británica, destinados a adquirir y distribuir en el Reino Unido el libro “La guerra económica contra Cuba” de un autor europeo, producido por la editorial Monthly Review Press, basada en Nueva York.
Durante tres meses, fueron retenidos los fondos del Consejo Latinoamericano de Iglesias previstos para costear su VI Asamblea General en La Habana.
La cooperación humanitaria, principalmente médica y educativa, que brindamos a decenas de pueblos también es objeto de represión.
El bloqueo es un acto inculto que impide el libre movimiento de las personas, el flujo de la información, el intercambio de ideas y el desarrollo de vínculos culturales, deportivos y científicos.
La política estadounidense contra Cuba sufre absoluto aislamiento y descrédito mundial y carece de sustento ético o legal. Así lo demuestran los más de 180 votos en esta Asamblea General, los discursos de decenas de Jefes de Estado y Gobierno en el Debate General y los argumentos de los Estados Miembros y las Organizaciones Internacionales expuestos en el Informe del Secretario General de las Naciones Unidas.
Señor Presidente:
El Presidente Obama podría utilizar sus amplias facultades constitucionales, aun sin pasar por el Congreso, para generar una dinámica que cambie la situación. En definitiva, los norteamericanos dicen que fue elegido para el cambio. ¿Qué se gana con la inercia de una política vieja, obsoleta, propia de la confrontación bipolar, enferma y éticamente inaceptable, que no ha funcionado durante 50 años? ¿Por qué no escuchar la opinión crecientemente mayoritaria en la sociedad norteamericana y en la emigración cubana, incluso en La Florida, que apoya la normalización de relaciones bilaterales y se opone al bloqueo y a la prohibición de viajar?
¿Por qué no aceptar que somos una Nación y un Estado independiente, igualmente soberano? ¿No será mejor renunciar pragmáticamente a la obcecación ideológica, heredada de dos generaciones anteriores de políticos estadounidenses, que no ha funcionado y dejar de gastar los dólares de los contribuyentes para intentar, infructuosamente, cambiar al gobierno cubano?
La persistencia del Departamento de Estado en designar a Cuba, de manera arbitraria e infundada, como Estado patrocinador del terrorismo internacional, lastra la credibilidad de los Estados Unidos, precisamente desde cuyo territorio se organizaron, financiaron y ejecutaron actos terroristas contra Cuba que provocaron 3478 muertos y 2099 discapacitados. En Miami, tiene cómodo refugio el conocido terrorista internacional Posada Carriles, mientras se mantiene en injusta y prolongada prisión a cuatro de los Cinco luchadores antiterroristas cubanos. ¿Qué impide al gobierno de EE.UU. ponerlos en libertad como acto humanitario o de justicia?
Señor Presidente:
El gobierno de Cuba, con el apoyo ampliamente mayoritario y la participación activa del pueblo, sigue enfrascado en un profundo proceso de transformaciones económicas, dirigidas a hacer más eficiente nuestra economía socialista, mejorar el nivel de vida de la población y preservar las conquistas sociales de la Revolución.
Estas transformaciones gozan de un amplio reconocimiento internacional y cuentan con la creciente cooperación de muchas naciones, en particular, de la región de América Latina y el Caribe, con lo cual se fortalecen diversas formas de integración.
Los fundamentos de la política norteamericana hacia Cuba se mantienen inamovibles, anclados en la Guerra Fría.
Señor Presidente:
Los peligros que amenazan la existencia de nuestra especie son graves e inminentes. Para preservar la vida humana hay que salvaguardar la paz y para ello es indispensable un cambio profundo en la manera de tratar y resolver los problemas del mundo y los conflictos, mediante el diálogo y la cooperación, sin el egoísmo y la filosofía del despojo que llevan a la guerra, al uso de la fuerza y a las medidas económicas coercitivas que, silenciosamente, también hieren y matan.
Es cierto que entre ambos gobiernos existen grandes diferencias, pero el único camino productivo es encontrar una manera civilizada de relacionarnos, reconociendo que somos Estados vecinos pero distintos y que solo a cada pueblo corresponde dirimir sus propios asuntos, su sistema político y decidir sobre su economía, según sus legítimos intereses. Por tanto, habría que hacer prevalecer el diálogo, la negociación e, incluso, la cooperación en lo que sea posible y conveniente, en beneficio de ambos pueblos y de las relaciones hemisféricas.
La reciente reanudación de las conversaciones migratorias y sobre correo postal, así como el desarrollo de contactos acerca de otros temas de interés mutuo, como las operaciones de respuesta a derrames de hidrocarburos, los procedimientos de búsqueda y salvamento marítimo y aeronáutico, y la seguridad aérea y de la aviación, demuestran que ello es posible y útil.
El Gobierno de Cuba, como expresión de su voluntad de paz y convivencia respetuosa, reitera su disposición a avanzar hacia la normalización de las relaciones bilaterales y ratifica su disposición para establecer un diálogo serio, constructivo, en condiciones de igualdad y pleno respeto a nuestra independencia.
Señor Presidente:
Una vez más, a nombre del abnegado, heroico y solidario pueblo de Cuba, solicito a los representantes de los Estados Miembros votar a favor del proyecto de resolución titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
Muchas gracias.

viernes, 25 de octubre de 2013

miércoles, 23 de octubre de 2013

Misiva inconclusa*


Hermano Paolo:

Lleva días lloviendo y lloviendo. Primero contaron que una tormenta había pasado pegada al Trópico de Cáncer, haciendo estragos en Florida y atravesando los Estados Unidos diagonalmente, hasta llegar a Baja California. Allí demolió Mexicali para luego adentrarse en el Pacífico, dispersando una multitud de ballenas jorobadas que estaban apareándose. Inexplicablemente después recurvó hacia el noreste y ahora hablan, con cierta vaguedad, de “una baja presión con mucha actividad (relacionada con el fenómeno El Niño) estacionada en el golfo de México”.

El comentarista del tiempo, con los cabellos visiblemente húmedos, hace días que nos trata de convencer de que no llueve tan fuerte, que sólo son unos aguaceritos intrascendentes que van a pasar enseguida. Pero llevamos así treinta y seis días. El torrente que baja del cielo no cesa y las paredes exteriores de las casas empiezan a vestir la pátina del moho, mientras las de adentro chorrean tanto que hay que secarlas con los utensilios de limpiar el piso.

Hace días que los teléfonos no funcionan y los vecinos de mi barrio, cuando alguien necesita asistencia –sea para apuntalar un techo o sacar ranas– nos llamamos a gritos. Lo de las ranas se ha ido convirtiendo en algo más que inconveniencia. Se han multiplicado anormalmente y ya no se puede andar a la intemperie sin aplastarlas, o sin que te salten encima y trepen como alpinistas. Andamos como los egipcios cuando las 7 plagas: espantándonos batracios de encima, como si fueran epidemia de mosquitos.

Viendo las cosas como están, se me ha ocurrido construir un barco. He desmontado las puertas interiores de mi casa y estoy usando sus viejos y secos tablones de cedro. Me guío por una vieja National Geographic que apareció en el garaje. Tu sabes que esas revistas americanas lo pintan todo como si fuera de lo más sencillo, pero aveces en el momento decisivo las cosas no son tan así. “Lo importante son las plantillas”, dicen. “Si sigue correctamente el trazado de su plantilla, pronto estará surcando el lago Michigan con flamante proa” (esta frase parece más del Reader’s Digest que del National Geographic). El caso es que después de mucho trabajo tengo estructurado algo más que el esqueleto de la nave, porque ahora claveteo la banda de estribor.

Las dimensiones del barco, por falta de madera, no logran ser proporcionales con mi intención. Ya te imaginarás por qué necesito más. En el patio he construido jaulas y he ido metiendo parejas de gatos, arañas peludas, cotorras, jubos (unas culebritas inofensivas que hay en Cuba), chivos, sinsontes (que cantan muy bonito), y respecto a los perros tengo un dilema, porque poseo dos ejemplares, ambos hembras. Ya veré qué decido cuando el agua suba y llegue la hora de soltar amarras.

Pero el motivo de esta misiva no es agobiarte con nuestras de humedades. Debes ser un experto, gracias a tus visitas a La Habana con tus bronquios de fumador. El asunto es que anoche fuimos de la mano del Dr. Lecter hasta nuestra querida Firenze. Qué sorpresa saber que tan distinguido caníbal se había refugiado allí y que iba y venía, como un cobayo disciplinado, entre la Piazza de la Repubblica y los Uffizi, mismísimos lugares que Niurka y yo anduvimos tanto. Qué extraño descubrir sus oficinas en el Palazzo Vecchio y ver que su segunda víctima, tripas al aire, osciló desde el “Hércules y Caco” de Bandinelli, hasta la fuente de Neptuno, sin salpicar la copia del David de Buonaroti.

Qué forma repulsiva de evocar lugares consagrados, pero de qué ciudad extraordinaria se trata cuando, a pesar de estas extravagancias, la piedra emerge purísima de la barbarie hollywoodense. Porque lo notable del caso es que los concurrentes no nos quedamos habitando el horror sino que nos abrazamos a la prístina magia de Firenze, mientras el pobre Hopkins ensaya una lengua de sádico y promete cenarse una bella donna di vendetta.

Vaya ocurrencia. ¡Si al menos hubiera sido por placer!

*(A Paolo Paolini)

sábado, 19 de octubre de 2013

Señora de los sueños


            Mis canciones están llenas de mentiras. Ficción le llaman. Y nunca he hablado de la importancia de esta Señora en lo que hago, ni de la utilidad de su oficio introductor, que abrevia distancias de un corazón a otro, haciendo transparente lo que por otra vía es neblinoso, cuando no peregrino.

Fue una pequeña vagabunda que apareció de un traspié de mi lengua, en terreno baldío. Venía sin posesión visible, pero infló un globo que se hizo una carpa, una cordillera y luego una ciudad de la que hoy, por supuesto, es el ama de llaves. Un buen día tuve la casa llena de cachivaches, de cosas como rejas sin ventanas, tiradores sin puertas y mangas sin camisas. Un bazar impensable de ficciones.

– ¿Necesita sextante?
– Perdone, pero prefiero un astrolabio –dije yo, por antiguo.
– Muy bien, aquí lo tiene. ¿Algo más?
– No se me ocurre nada…

Aquí fue donde se sacó los guantes y, como para darme un escarmiento, me sopló humo de lámparas, hilos de alfombras voladoras, botoncitos de nácar, laúdes, palmatorias, cajitas de rapé. Y de pronto me vi pintando un cuadro que no me imaginaba, mirando la distancia entre lo que creía saber de mis canciones y lo que ellas sabían de mi.

Se suele culpar a la vida de nuestras melodías. Ese es un estribillo de mortales. Las canciones son de otra raza y ¿de qué se van a alimentar sino de la ficción? No hay otra cosa que las sacie. Engordan de lo que guardan remotos almacenes a cuyos inventarios no tenemos acceso, pues tienen llaves fugitivas.
  
Las cerraduras están en cualquier parte. A veces un aroma tenue, llegado de la infancia, abre una hendija a esos lugares. Uno quisiera abalanzarse, como desesperado. Pero igualmente acaba comprendiendo que sólo se permiten los atisbos, la mínima visita que algún sentido pudo hacer.

Son olvidos, inesperados movimientos que ocurren en aquel laberinto de almacenes. Naturalezas, sustancias, o simplemente sueños que quieren salir a conocernos y a que les conozcamos. Cuando Ella no vigila, cuelan sus llavecitas en la primera cerradura que encuentran. Ahí olfateamos, sentimos un sabor y en ocasiones hasta vemos lo que no sabemos explicarnos.

En esas migas infinitesimales se nos revela algo sobre lo que no hay control, ni leyes, aunque sin duda es nuestro. Un territorio íntimo que no hemos aprendido a usar o que acaso olvidamos. Regueros que no esperan por nuestra comprensión sino por nuestro afecto.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El tiempo, Pablo, René, la (in)justicia, los discursos


Víctor Casaus

Esta nota –o este artículo, o como quiera llamársele– ha estado dando vueltas en mi mente –o en mi corazón, como también pudiera decirse– durante algún tiempo. El tiempo mismo, como se verá, es uno de sus protagonistas principales, junto a otros que se adelantan en el título o que aparecen, de alguna manera, a lo largo del texto.

Lo escribo ahora, ya finalizando este domingo laborable, para saldar deudas con mis órganos citados, con un amigo a quien prometí acabar de escribirlo y, sobre todo, con los cinco hermanos de quienes se habla en el texto.

Las más recientes acciones desarrolladas en estos días para dar nuevos impulsos a los esfuerzos múltiples que se realizan –en Cuba y en otras partes– con el fin de lograr la excarcelación de los cuatro luchadores antiterroristas cubanos que se mantienen en cárceles norteamericanas han sido quizás el detonante final para redactar estas líneas. Desde ellas quiero contribuir modestamente a esa tarea de tantos y de tantas, subrayando elementos claves que tienen un peso ya insoportable en esta historia (como el paso del tiempo) y señalando aciertos y errores en esta trayectoria de acciones que también ha cumplido sus quince años de edad.

Para iniciar el tema del paso del tiempo, quiero citar esta frase reciente de René González Sehwerert, quien ha continuado en la lucha por la liberación de sus hermanos después que él mismo cumplió más de una década de injusta prisión. René ha dicho: Quince años en la vida de un ser humano es mucho tiempo.

Para mí, la referencia más impresionante y cercana sobre el impacto que supone permanecer largo período de tiempo en prisión venía –antes de ir conociendo, en estos años, la situación de los Cinco– de Pablo de la Torriente Brau. En el capítulo titulado “Iniciación” de su extraordinario libro de testimonios Presidio Modelo Pablo comienza contándonos lo siguiente:

Una vez, cuando yo era niño, allá, en El Cristo, en Oriente, un hombre mató a otro de una puñalada. (…) El recuerdo se remonta a los días más remotos de mi infancia, cuando yo aprendía a leer, y tenía un flamboyán en el patio, y un perro negro que me encontré en el camino un día, cuando iba a la escuela... Pero el pueblo era muy chiquito, y un hombre muerto por otro parece que era algo muy importante entonces... también... Por eso, todo aquel día, y todos los muchos días después, todo el mundo hablaba del muerto, que era «un pobre» y del matador “que iría a Presidio”...

(…)

Después, no se habló más ni del muerto ni del matador. Un tiempo después, un día llegó un periódico de La Habana, en donde se decía que habían condenado a cadena perpetua al que mató a su amigo... (…) Por todos estos recuerdos singulares, desde muy temprano en mi vida tuve yo una noción, aunque fuera vaga, de lo que era el Presidio.
Y un día yo también fui a Presidio. Fui con un grupo de compañeros que luchábamos en una causa común contra la tiranía y la explotación. Algo, que ya tengo escrito, me ocurrió. Debo contarlo aquí también.

Un día, hablando con un preso viejo, que tenía la costumbre maniática de ir contando los días que le faltaban por cumplir, de pronto todos aquellos recuerdos de mi infancia volvieron a mi imaginación, con esa claridad extraordinaria y casi maravillosa que da la distancia en el tiempo...

Aquel viejo que me hablaba era aquel joven que había matado cuando yo era niño... Cuando no habían tumbado el flamboyán del patio y, por la carretera, jugando, ladraba a mi carro de cuatro ruedas, León, aquel perro negro que fue mi primer amigo en el mundo...

Y, aunque casi  no sé por quéme dio alegría encontrarme a alguien de entonces, aunque tenía ganas de evocar mis días en aquel pueblecito querido, y aunque el hombre ya estaba casi insensible, algo instintivo me impidió decirle que yo lo conocí desde aquella vez en que él había matado a su amigo, en aquella madrugada... Lo que me contuvo no fue su vida, sino mi vida. Mientras él vino para el Presidio, yo, en veinticinco años, había aprendido a leer, había ido a Santiago, a La Habana, había estudiado, había trabajado en un ingenio, había tenido novia, me había casado, había escrito un libro, tenía amigos, tenía perros...

Yo había vivido durante esos veinticinco años, de los cuales él sólo conservaba la costumbre maniática de ir contando los días que le faltaban para volver a la vida... ¡Veinticinco años!... ¡Yo, vivo, y él muerto!...

(…)

A nosotros nos llevaron allí por criticar y combatir las injusticias y los horrores del mundo libre. A nuestra salida no podíamos dejar de criticar y combatir las injusticias y los horrores aún mayores que comprobamos en su interior.

(…)

Entramos casi alegres y salimos con la conciencia abrumada.

Por eso este libro empieza como empieza y termina como termina.

Las coincidencias, similitudes o diferencias no son importantes para lo que quiero decir ahora.
En todo caso, los Cinco fueron injustamente condenados por defender los mismos valores que Pablo defendió casi un siglo antes. Pero yo me refiero al paso del tiempo y a la frase de René: Quince años en la vida de un ser humano es mucho tiempo.

Lo que todos ellos han hecho desde el desproporcionado encarcelamiento tampoco resiste comparación alguna con aquel encuentro de la anécdota de Pablo: los Cinco han difundido su verdad por todos los medios y todas las vías posibles: han hablado, escrito, dibujado, contado –incluso cantado, en la soledad y el aislamiento– a favor de la verdad y de la justicia. Y de la belleza.  Pero yo me refiero al paso del tiempo y a la frase de René: Quince años en la vida de un ser humano es mucho tiempo

¿Qué es posible, qué es necesario entonces hacer ahora?

Creo que acciones como la de las cintas amarillas, la canción recuperada para esta lucha y la alocución de René que llamó a realizarlas pueden ser excelentes ejemplos: novedosos, creativos, vivos, participativos,  antirretóricos.

En su alocución televisiva René comenzó pidiendo “excusas por irrumpir en este momento”, sabiendo “lo que significa este espacio para la familia cubana” y prometiendo brevedad “para que esta alocución llegue a la mayor audiencia posible”.

Pidió que el cariño del pueblo fuera el protagonista de esa jornada: “yo he tenido ocasión de sentirlo, de vivirlo, de palparlo, de experimentarlo en las calles de Cuba”. Y pidió que “ustedes lo hagan de la forma en que quieran, con toda la diversidad que nos caracteriza como cubanos”: “lo más importante es que cada uno de ustedes se una a esas iniciativas a su manera, de la forma en que considere que puede hacerlo”.

Las cursivas de las frases anteriores son nuestras, pero creo que el sentido y el propósito que se subraya están en las palabras de René: privilegiar la creatividad sobre la rutina, confiar en la imaginación de la gente antes que fabricar, en moldes, las consignas previstas (y reproducidas hasta la saciedad) sobre este y otros temas de la sociedad cubana.

Poco después, en una de las múltiples actividades culturales que se realizaron en aquellos días, le escuché decir también a René que el tema de los cinco debiéramos sacarlo más allá de los eventos (que cumplen, es cierto, otras funciones difusoras); sacarlo incluso, dijo, “de estos salones, y llevarlos también directamente a las gentes, a las calles”, como la actividad a la que lo había invitado un grupo de choferes aquella mañana, para conversar sobre el tema de la liberación de los hermanos encarcelados.

Entre los diversos comentarios que esta jornada y esta alocución generaron en los medios digitales, encontré este fragmento que cito a continuación, del joven periodista y bloguero Carlos M. Álvarez. Como comencé citando al (siempre) joven periodista Pablo de la Torriente Brau, no me parece mal incluir también en esta nota, como parte del dialogo, la impresión que comunica este joven sobre el tema que comentamos aquí:

La propuesta de René González es, en principio, sensata, quizás la propuesta más sensata con que a nivel propagandístico haya contado esta cruzada.

(…)

Yo comprendí
echando a un lado mi creciente escepticismo que la propuesta de René González era una propuesta genuina cuando encontré a un par de delincuentes de Centro Habana  que no tienen nada que perder, y por lo mismo nada que simular vestidos de amarillo sin que implicara un homenaje a Oshún. Las mulatas con felpas y blusas desbembadas. Los hombres con camisetas sobre lo justo, camisetas con 69s en el pecho y letreros De Puta Madre. Pero este detalle exótico sabremos perdonarlo.

Hablando de autenticidades y de las sorprendentes, maravillosas cosas aparentemente contradictorias que la vida es capaz de mostrarnos en cualquier momento, la mención anterior me recordó inmediatamente una anécdota de signo parecido: en el concierto de Silvio en el barrio de La Hata, en Guanabacoa, vi cómo una persona de características físicas aparentemente similares a las descritas más arriba se enternecía (¡y cantaba!) la canción del enanito de Silvio, después de advertirle, sonriente, a la mujer que le acompañaba: “Esa es la mía, mami”.

Para cerrar este breve paréntesis sobre la complejidad insondable del ser humano, de la gente y de los conjuntos que integra, vuelvo a una cita de Pablo de la Torriente Brau, escrita nada menos que en medio de la Guerra Civil Española: “
Porque, claro, el pueblo, además de ser en sí, por grande, como el mar, una cosa abstracta, es una cosa concreta, la más concreta de todas las cosas humanas, sin duda.  Y no se moviliza por obra de ningún misterio, sino por el movimiento de sus propios resortes, de sus órganos vitales”. Otra lección vigente, actual, de Pablo, quien, estoy seguro, sería un inquieto e inquietante bloguero de nuestros tiempos actuales: arriesgando criterios, equivocándose y acertando. Como debe ser.

El joven bloguero actual también adelanta su opinión sobre las posibles consecuencias de esas virtudes que hemos señalado en el discurso político de René sobre el tema que estamos abordando:

Como yo lo veo, la alocución de René González ha puesto en entredicho a más de un entusiasta de la angustia. Ha puesto en entredicho a decenas de bien intencionados, los cuales no han aprendido aún que su solidaridad no puede ser manifestada del modo que hablan los políticos, porque eso no es solidaridad, es política.

Como subrayé en el párrafo anterior a esta cita, creo que la alocución, el discurso de René, es político. A mi modo de ver lo que se necesita es que el discurso político se proponga y alcance –siempre o en la mayoría de los casos– ese nivel de comunicación natural, espontánea, respetuosa del tiempo, la inteligencia y las capacidades ajenas (las de las individualidades que forman el pueblo) que logró en el caso de esta jornada de cintas amarillas un alto grado de eficacia. En los momentos y las circunstancias en que vivimos esa no debía ser una aspiración menor para quienes tengan a su cargo responsabilidades en las diversas instituciones e instancias del país.

El propósito y la estrategia de este momento en la lucha por la liberación de nuestros compatriotas están dirigidos –como se explicó a lo largo de toda esta jornada– a intentar que el pueblo norteamericano conozca que se cometieron irregularidades inadmisibles para el sistema judicial de su país y que esos hombres fueron condenados a penas absolutamente desproporcionadas sin que existieran evidencias para los supuestos delitos que se les imputaron. Por ello esta jornada ha constituido “
un mensaje del pueblo cubano al pueblo norteamericano a través de un símbolo que para el norteamericano medio es un símbolo de amor, es un símbolo de cariño y es un símbolo que ellos lograrán entender en su idioma”.
En estos momentos sólo una conciencia extendida ampliamente dentro del pueblo norteamericano sobre este tema puede propiciar su exigencia ante el gobierno de su país para lograr que el Presidente haga uso de las facultades de que dispone y poner fin a esta injusta y prolongada situación. 

Quince años en la vida de un ser humano es mucho tiempo.