viernes, 29 de marzo de 2013

Somos


Somos Segunda cita, la red abeja. Un panal donde hay diversidad de pensamiento y a la vez visiones parecidas. Ese es nuestro equilibrio, nuestra fuerza de gravedad. La miel de aquí son coincidencias y la curiosidad por el otro, sin el prurito del no cuando aparece lo diferente. En nuestro común fundacional hay principios éticos, simpatías, y por supuesto también rechazo a cosas muy tristemente consabidas. No somos iguales –ni igualitaristas– pero coincidimos lo suficiente en el sentido de la justicia como para formar una familia.

Quizá podría decirse que nos encontramos aquí para acompañarnos en el misterio del éter. Pero nuestra unión no es obra de un milagro: expresa el deseo de entendernos, sin una utópica aquiescencia.

También aparecen los que gustan de meter palos en nuestra colmena. Y lo primero que uno se pregunta es ¿qué secreto placer obtienen yendo a un lugar donde no se reconocen? ¿Serán así en todas partes, o será un uniforme que se ponen para venir aquí, a Segunda cita?

Y ¿cómo es su talante? Pues no usan precisamente la forma del buen vecino en casa ajena, sino que empujan a quien les recibe, van hasta la mesa en que se come y plantan en ella sus dos pies, para –eso sí–  proferir sentidas quejas de maltrato cuando alguien de la casa les llama la atención.

Olvidan que hay que tener educación, para pedir trato educado. Olvidan lo falso que es transgredir lo ajeno, usando como escudo la palabrita tolerancia. Olvidan que es sospechosamente inconsecuente vestir un uniforme –bastante trillado por cierto– para criticar a los que prefieren otro color.

Hace poco alguien se sonreía ante el número 8888 (hoy ya es 8889). Y es verdad que tantos ochos forman un número curioso. En la antigua charada, el 8 significaba muerto, pero para la numerología representa muy disímiles cosas. Para algunos es incendio; y en el mundo de los números largos 888 significa que una etapa termina, ante una nueva que está por comenzar. No tengo idea de qué querrán decir cuatro ochos juntos, salvo que muchas personas se han tomado la molestia de declararse amigos de Segunda cita, blog en evolución y red abeja.

No figuramos en las listas de sitios web recomendados, pero hemos seguido creciendo sin interrupción. No le gustamos a algunos, pero otros nos prefieren así de rebencúos (como dice Lien). Y esto me hace recordar al genial Cuco Sánchez*, que cantaba con su sabiduría de pueblo:

“No soy monedita de oro
pa’ caerle bien a todos.
Así nací y así soy:
si no me quieren, ni modo.”

Esta es nuestra manera de ser, como somos de verdad, siendo una verdad evolucionaria –como sin dudas lo es– esta Segunda cita.

* originalmente, por error, decía José Alfredo Jiménez

Dibujo de rep, tomado de: http://www.pagina12.com.ar/diario/principal/index.html


lunes, 25 de marzo de 2013

Noticias desde el manicomio

Como parte de la lucha por un mayor control de armas en Estados Unidos, Yoko Ono subió a las redes sociales una imagen de los lentes manchados de sangre de John Lennon, quien fue baleado en 1980Foto Reuters

      Por David Brooks     

      Hay semanas en las que uno no puede reportar desde Estados Unidos de manera racional lo que con frecuencia es, objetivamente, un mosaico de locuras. Si uno logra hacerlo, cabe sospechar que fue posible porque uno acabó convirtiéndose en un interno más del manicomio.

Desde adentro, insisten, todo tiene una explicación lógica. Pero eso a veces sólo comprueba que están locos.
Por ejemplo, entre las principales noticias de los últimos días destaca el anuncio de líderes del Congreso de que ya no contemplan prohibir las “armas de asalto”, lo que no es nada menos que un arma de guerra, en el proyecto de ley para imponer un mayor control de armas de fuego. La razón: no hay suficiente apoyo entre los legisladores. De hecho, según una encuesta de CNN, el apoyo público a controles más estrictos sobre las armas se ha desplomado de 52 a 43 por ciento desde la matanza de Newtown.
El derecho de los ciudadanos a tener armas, se argumenta aquí, está garantizado por la Constitución. Desde la lógica dentro del manicomio, algunos alegan algo que suena casi revolucionario: que los ciudadanos tienen el derecho de armarse no sólo para protegerse de los “malos” que andan por ahí, sino del propio gobierno y sus posibles abusos de los derechos de los ciudadanos, como, por ejemplo, se constata en los intentos por quitarles las armas.
Súplicas de los padres de 20 niños asesinados en Newtown tan sólo hace tres meses, así como las de una representante federal cuya carrera fue anulada por una bala en la cabeza disparada por un loco armado; el envío por redes sociales de una de las imágenes más impactantes de esta semana –los lentes de John Lennon aún manchados de sangre– con el mensaje de su viuda Yoko Ono de que “más de un millón 57 mil personas han muerto por armas de fuego en Estados Unidos desde que John Lennon fue baleado y muerto el 8 de diciembre de 1980”, o las estadísticas cotidianas de balaceras en Chicago con saldos de jóvenes muertos, o el hecho de que estas armas de asalto son las favoritas del crimen organizado en México y Estados Unidos: todos estos mensajes racionales y hechos a favor de imponer controles severos sobre las armas se estrellan contra la dinámica del manicomio oficial.
“Me avergüenza que el Congreso no tenga la valentía para promover esto”, comentó un padre de uno de los niños asesinados en la escuela primaria en Newtown hace sólo tres meses.
Pero la vergüenza no parece molestar a un Congreso que cuenta con una tasa de aprobación publica de sólo 12 por ciento. Aunque la nota principal en Washington durante los últimos años es que hay un estancamiento del proceso político, donde todo se atora –desde reformas de control de armas e inmigración hasta el presupuesto federal y más– por una supuesta polarización ideológica, otro fenómeno sugiere exactamente lo opuesto.
En los hechos es incuestionable la existencia de un consenso bipartidista sobre políticas neoliberales que han generado el mayor nivel de desigualdad económica desde la gran depresión y han acabado con el tan vitoreado sueño americano y, por otra parte, la construcción de un estado de seguridad nacional sin precedente que amenaza las libertades y garantías que el gobierno pretende defender, incluida la fundamental de libertad de expresión.
James Goodale, el abogado del New York Times en 1971, cuando ese rotativo tomó la decisión histórica de publicar los “Papeles del Pentágono”, la mayor filtración de documentos secretos oficiales antes del caso de Bradley Manning y Wikileaks en la historia del país, y enfrentó al gobierno obsesionado con secretos oficiales y manipulación pública del presidente Richard Nixon, recientemente calificó el manejo de información clasificada y libertad de prensa del presidente Barack Obama de “antediluviano, conservador, retrógrada; peor que Nixon”, en una entrevista con la Columbia Journalism Review.
En otras partes del manicomio también había noticias esta semana. Nada más por mencionar unas cuantas: según el Financial Times, la empresa Halliburton que encabezaba el ex vicepresidente Dick Cheney antes de la guerra contra Irak obtuvo contratos por 39 mil 500 millones de dólares para servicios a la invasión estadunidense; el negocio de la sangre paga bien. Por otra parte, Obama, quien dice estar comprometido con enfrentar el cambio climático, nombró como próximo secretario de Energía a Ernest Moniz, científico nuclear del Tecnológico de Massachusetts, quien encabezó un programa de investigación financiado por las grandes empresas energéticas y también fue asesor o integrante de juntas directivas de varias de éstas, incluida BP, la responsable de uno de los peores desastres ecológicos en el Golfo de México.
A la vez, el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, acaba de anunciar que cerrará aproximadamente 80 escuelas públicas para enfrentar un déficit presupuestal. Lo mismo ocurre en otras ciudades como Nueva York, Filadelfia, Washington, Baltimore y Detroit. Sin embargo, en esas mismas ciudades sí hay fondos para abrir decenas de nuevas escuelas charter que son públicamente subsidiadas pero administradas de manera privada, o sea, un esfuerzo por privatizar el sistema publico y destruir los sindicatos del magisterio.
En este clima de austeridad también hay fondos para construir más prisiones. El gobierno federal y los estatales gastan unos 70 mil millones de dólares anuales en el sistema penitenciario, los estados gastan casi lo mismo en cárceles que en universidades. Esto en el país más encarcelado del mundo, tanto en números absolutos como en porcentaje de su población. La Unión Estadunidense por las Libertades Civiles reporta que eso se traduce en que uno de cada 99 habitantes está encarcelado. Con 5 por ciento de la población mundial, Estados Unidos cuenta con 25 por ciento de la población encarcelada del planeta.
Todo esto, y mucho más, se reporta como si fuera más o menos normal. La locura se ha vuelto algo normal. Pero seguramente esa información está clasificada como secreta, para bien de todos los que estamos dentro del manicomio.
 Tomado de: http://www.jornada.unam.mx/2013/03/25/mundo/029o1mun

jueves, 21 de marzo de 2013

Una mirada responsable al nuevo Papa


Por Stella Calloni

Queridos compañeros:

Nunca como en estos tiempos la izquierda tiene que ser seria y responsable.
Es muy buena la nota de Vicky Peláez , a quien respeto mucho, pero como está lejos seguro no se enteró de la falsedad de algunas informaciones que circulan hoy como verdades.
Esto es una llamada de atención . Otra fotografía con Videla tampoco es Bergoglio se lo Confunde con otros religiosos. Lo malo es que es asombrosamente visible que no es Bergoglio.
Nosotros no podemos decir lo que nadie ha dicho aquí. Bergoglio no fue acusado por el robo de Bebés durante la pasada dictadura. Fue citado como testigo en un caso muy especial y como testigo declaró.
Nunca ha sido citado como acusado en una causa – Uno de los sacerdotes jesuitas que menciona el periodista Verbitsky, el padre Jalics acaba de enviar una carta donde dice que el ha hablado largamente con Bergoglio y que han celebrado una misa juntos. Para mí dice “e sun caso cerrado”. Sostiene el Premio Nóbel de la PAZ, Adolfo Pérez Esquivel, que sí conoció a Bergoglio: “Nunca fue un entregador. Si algo se podría reprochar es la falta de acción de la Iglesia en su conjunto de cúpula para defender a los religiosos perseguidos, al pueblo perseguido”. Entonces no es necesario usar nada de este tipo de situaciones en las que no hay pruebas concretas para desacreditar al Papa actual. Simplemente creo que si somos verdaderamente de izquierda debemos rechazar estas prácticas que tanto criticamos en la derecha. Hay mucha intoxicación informativa en las redes sociales y hay falsedades y mentiras a veces a grado de escándalo . Es urgente y necesario que nuestros planteos sean seriamente políticos, ideológicos. Es lamentable que la izquierda esté a la espera de ¿qué va hacer el papa? Simplemente tenemos que preguntarnos qué vamos a hacer nosotros. Porque somos nosotros, estos que nos dividimos en pedazos por vanidades, egocentrismos, intolerancias ,impensables en un verdadero hombre de izquierda, los que debemos pensar que vamos a hacer. En el período histórico donde hace falta toda la mejor inteligencia de izquierda, nos estamos dedicando a destruirnos entre nosotros, en el mejor de los casos, porque en el peor que está sucediendo: estamos ayudando mucho al enemigo que viene por nosotros.
No es posible que se hable de todo con tanta liviandad. Hay que preguntar. Hay que tener pruebas de lo que se dice o al menos una constatación seria. Hay reacciones que a veces ni siquiera tienen una razón ideológica sino un enfrentamiento personal, un encono o una obsesión. Nosotros si somos serios, consecuentes y verdaderamente mejores seres humanos, “hombres nuevos” que debemos ser como decía el Che no podemos falsear la realidad, porque nos conviene partidaria o ideológicamente. Nada conviene más que la verdad, Nada enseña más a una creación teórica dialéctica, siempre renovada, enriquecida, que la realidad.
Simplemente compañeros les pido que reflexionemos sobre lo que nos está pasando. En el momento en que tenemos que estar más unidos que nunca estamos cavando pozos para desmoronar gobiernos, junto a la derecha, tirando el muro sobre nuestras cabezas, en lugar de ser si es necesario una oposición clara, consciente, crítica pero decente. DECENTE EN NUESTRAS APRECIACIONES, COMENTARIOS. Y mientras tanto no estamos construyendo nada, no estamos construyendo alternativas. En los últimos tiempos, ha habido críticas absurdas de alguna izquierda a Venezuela, a Cuba, a otros gobiernos. Se hace como desde una izquierda radical, que termina caminando por las calles de América Latina con la derecha. Estamos viendo en Argentina, que algunos sectores que se declaran revolucionarios y de izquierda se alían con las más enconada y brutales derechas. Eso no puede ser. Se puede ser opositor a un gobierno, pero un opositor de izquierda debe hacer críticas constructivas. NO convertirse en un traidor a su ideas y principios para ganar como sea. Es mucho lo que hay que hacer, en principio pelear con convicciones, pero con verdades, con ideología no con falsedades que nos hacen daños a todos los que queremos un mundo nuevo.
Si un gobierno hace alianzas con sectores de derecha, por ejemplo, ¿cómo puede ser una respuesta de una izquierda crítica hacer lo mismo?
Hemos perdido la brújula de la estrategia necesaria y llega un Papa, que les resulta a muchos analistas de bolsillo” un peligro”, porque auténticamente ha trabajado en villas miserias, con los pobres, denunciado la pobreza una y otra vez, en todos los gobiernos. Lo hizo en silencio y ahora muchos lo descubren, Y así fue. Aunque no `pueda gustarnos Y por supuesto que con los pasos que va dando es seguro que recuperará mucha gente para su Iglesia. Y seguramente le temen los que no son capaces de caminar nunca junto a los pueblos, los que dicen amar a Cuba, a Fidel a Venezuela, a Chávez, pero nunca se acercan a tocar los dolores de sus pueblos, como ambos hicieron.
Chávez nos ha dejado un ejemplo de cómo se trabaja con los pueblos con “la masa” palabra que por cierto quita belleza a lo colectivo. ¿qué tal si empezáramos por ser un poco más humildes y respetuosos de los otros? ¿Qué tal si nos despojamos de la idea de ser siempre ganadores como si estuviéramos en la peor competencia capitalista? ¿Qué tal si ganamos compañeros por el ejemplo, la conciencia y no por consignas vacías?, ¿qué tal si dejamos de hacer creer que somos los verdaderos representantes del pueblo, cuando el pueblo que decimos representar no nos conoce?
Son otras armas las nuestras, no la desacreditación, la acusación grosera y grotesca. No la mentira o la desinformación. Tenemos cómo hacerlo. Empecemos nosotros también el cambio para enfrentar con responsabilidad los desafíos del futuro. Con responsabilidad y respeto por nosotros mismos.
Un abrazo,
Stella

Tomado de: http://www.cubadebate.cu/especiales/2013/03/20/una-mirada-responsable-al-nuevo-papa/ 


lunes, 18 de marzo de 2013

Libertad condicional


      Por David Brooks

     A cada rato llegan a este país disidentes de diversas naciones para denunciar ante foros académicos, de derechos humanos e instancias oficiales, como el Congreso, que sus gobiernos violan los derechos a la libertad de expresión y de prensa. Piden solidaridad para presionar a sus gobiernos a que respeten los convenios internacionales sobre este rubro y son aplaudidos por su valentía, mientras el gobierno estadunidense se pronuncia guardián mundial de estos derechos básicos, promueve la libertad de expresión como parte de su retórica diplomática, sobre todo contra países que no están alineados con Washington, y organiza foros en los que incluye el uso de los nuevos medios cibernéticos como nuevas herramientas de la “libertad”.

Pero es probable que lo que más se necesite es que periodistas y promotores estadunidenses de la libre expresión viajen a otros países para solicitar la solidaridad de otros pueblos y enfrentar la creciente represión y limitación de la libertad de expresión que se ha ejercido aquí durante la última década. De hecho, lo más difícil en el caso estadunidense es justo que aquí, a diferencia de otros países donde es clara la violación de estos derechos, prevalece el mito oficial de la libertad de expresión. Los límites a esta libertad se revelan cuando se trata de cuestiones muy delicadas, donde el derecho de la sociedad a saber qué hace su gobierno se subordina a lo que el gobierno dicta como necesario para “proteger” a esa sociedad, lo que llaman “seguridad nacional”.
Tal vez el suceso más claro para mostrar estos límites es el caso de Bradley Manning, quien ha aceptado responsabilidad por la mayor filtración de documentos oficiales secretos en la historia de este país, y a quien el gobierno ha enjuiciado por dar a conocer a los ciudadanos la historia de las guerras que se libran en su nombre. “Este juicio no se trata simplemente de la fiscalización de un soldado de 25 años que tuvo la osadía de reportar al mundo externo las matanzas indiscriminadas, los crímenes de guerra, la tortura y el abuso por nuestro gobierno y nuestras fuerzas de ocupación en Irak y Afganistán. Es un esfuerzo concertado por el estado de seguridad y vigilancia para extinguir lo que queda de una prensa libre, que tiene el derecho constitucional de revelar crímenes cometidos por quienes están en el poder”, escribe el veterano periodista y premio Pulitzer Chris Hedges.
Hedges, quien fue reportero de guerra del New York Times y cubrió conflictos desde el mundo árabe a América Latina, escribió en Truthdig.com que de ahora en adelante los individuos que se atrevan a intentar que el público se entere de la verdad serán, como en el caso de Manning, acusados de “ayudar al enemigo”. Agregó que “todos aquellos dentro del sistema que revelen hechos que desafían la narrativa oficial serán encarcelados, como John Kiriakou, el ex analista de la CIA que por revelar el uso de la tortura por el gobierno estadunidense empezó a cumplir una condena de 30 meses… Hay un término para designar a estados que crean estos vacíos de información: totalitarios”.
Cabe recordar casos como el reciente suicidio del activista cibernético Aaron Swartz, quien se dedicaba a usar sus talentos digitales para revelar y exponer intentos de control de Internet por el gobierno y las empresas, al enfrentar un juicio que podría acabar con su encarcelación por décadas, o Jeremy Hammond, que enfrenta 30 meses de cárcel por hackear presuntamente el sitio Stratfor, o el ex funcionario de la Agencia de Seguridad Nacional Thomas Drake, quien fue investigado por revelar la recaudación secreta de datos sobre ciudadanos estadunidenses. También está lo que alega Julian Assange, de que Estados Unidos busca extraditarlo y enjuiciarlo por las revelaciones en Wikileaks, temor que no carece de bases, especialmente cuando muchos altos funcionarios y legisladores lo han acusado de atentar contra la seguridad nacional de Estados Unidos, y el propio vicepresidente Joe Biden una vez lo llamó “terrorista de alta tecnología”.
Estos casos, sobre todo el de Manning, según algunos expertos en leyes, tienen una intención: intimidar y hasta aterrorizar a informantes y periodistas que consideren revelar información sobre asuntos de “seguridad nacional”.
Hedges, junto con el documentalista Michael Moore, el intelectual Noam Chomsky y Daniel Ellsberg, el famoso funcionario que filtró los papeles del Pentágono –hasta ahora la filtración más grande de documentos secretos– durante la guerra de Vietnam, se han sumado a demandas legales contra el gobierno por una ley que, acusan, puede ser utilizada contra periodistas al criminalizar toda interacción con lo que se considera “enemigos” de Estados Unidos, bajo amenaza de la detención militar indefinida, y otra que permite la intervención de comunicaciones personales de estadunidenses por agencias del gobierno sin autorización judicial.
Y esos esfuerzos no se limitan a territorio nacional. Por ejemplo, está el caso de Abdulelah Haider Shaye, el periodista de Yemen que en 2009 reveló un ataque aéreo estadunidense que mató a 14 mujeres y 21 niños y está encarcelado debido a la intervención de Obama para evitar que el presidente de ese país lo exculpara, como reveló The Nation el año pasado. El semanario afirmó que mientras el gobierno de Obama ofrece retórica sobre la libertad de prensa, “ha minado los derechos de periodistas y los informantes que los ayudan, cuyo trabajo a veces ha puesto al gobierno en una luz negativa”.
Ante la promesa de Obama de hacer que su gobierno “sea el más transparente en la historia”, no pocos preguntan si eso lo determina el gobierno o el pueblo. “Nuestra libertad depende de la libertad de la prensa, y esa no se puede limitar sin que se pierda”, afirmó Thomas Jefferson.
      O sea, libertad condicionada por las autoridades no es libertad.

Tomado de: http://www.jornada.unam.mx/2013/03/18/mundo/030o1mun