domingo, 11 de marzo de 2012

Una peculiar caracterización

Por Guillermo Rodríguez Rivera

Hacía un buen número de años que no comentaba algún trabajo de los que, sobre Cuba, publica tan a menudo la prensa donde colaboran los cubanos de eso que ha dado en llamarse la “diáspora” cubana y, en este caso, es una caracterización del recién nombrado ministro de cultura, el compañero Rafael Bernal, que ha sustituido a Abel Prieto tras sus quince años de trabajo en el ramo.

La peculiar caracterización aparece en la revista digital Cubaencuentro que ha venido a ser lo que ha quedado de la fundación que puso en circulación hace ya 16 años, la revista Encuentro. La nota la firma un –al menos para mí– desconocido Eugenio Yáñez, y esta fechada en Miami.

La nota empieza a fijar su opinión desde el título, que opera con una tendenciosa metonimia.

Como Rafael Bernal fue teniente de las FAR allá por los años sesenta –esto es, en los mismos inicios de la Revolución– Yáñez nos lo informa, pero trasladando ese ya lejano pasado a toda la atmósfera que el recién nombrado va a trasladar a su nuevo cargo.

Yánez titula así su nota: “Un sofisticado estilo militar para dirigir la cultura cubana”. Esto es que la ocupación que tuvo Bernal hace medio siglo, es la que cuenta para determinar su estilo de trabajo. Los años en que se ha desempeñado como viceministro de educación y los quince años que ha trabajado como segundo de Abel Prieto en el ministerio de cultura, no han dejado ninguna huella de consideración en él. En el párrafo final de su nota, Yáñez hace firme su punto de vista. Escribe: “Para Raúl Castro, el ministro Rafael Bernal es un militar que cumplirá sus órdenes”, porque el consejo de ministros es una brigada que se cuadra ante las órdenes del jefe que, de acuerdo a la concepción “yañecina”, deberá saber de educación, de salud pública, de cultura, de industria básica, de relaciones exteriores y de comercio interior para no solicitar los criterios de sus ministros sino, como buen general, darles las órdenes precisas que deberán cumplir.

Casi todos los países obligados a cuidar su seguridad, emplean como dirigentes ciertos cuadros formados en sus fuerzas armadas. Eisenhower fue general de cinco estrellas, y Kennedy, teniente durante la segunda guerra mundial. Solamente a George W. Bush su padre le consiguió una “botella” en la fuerza aérea de Texas en tiempos de la guerra de Vietnam, aún no se sabe si para proteger al niño, o para salvaguardar a las fuerzas norteamericanas en el sudeste asiático.

Yáñez le llama “comisarios” a todos los dirigentes de cultura que ha habido en Cuba. Una de las constantes de los opositores de la Revolución Cubana –y Yánez lo es– es no diferenciar los momentos, no apreciar los cambios o, al menos, no dar cuenta de ellos. En Cultura, la fundación del Ministerio en 1976, que marca el inicio del fin del “Quinquenio Gris”, señala un antes y un después. Desde entonces, desde la dirección de Armando Hart –que para Yáñez “cayó en desgracia”– ha existido un trabajo que se ha ido perfeccionando pero que no ha variado en lo esencial. Abel Prieto fue viceministro de Hart, como Bernal lo ha sido durante el mandato de Abel.

En Cuba se sabe que, por razones de salud y de su trabajo como escritor, Abel Prieto había solicitado ser sustituido desde hace años. Se rumoraron muchos nombres para sucederlo y hace casi un año fue reemplazado, pero a los pocos días lo llamaron para pedirle que estuviera un poco más en el cargo. Finalmente, su sucesor ha sido su segundo, lo cual indica una continuación del trabajo que, eficientemente, Abel había venido llevando a cabo. No creo que haya otro misterio en su designación ni el ministerio vaya a asumir el “sofisticado estilo militar” que Yáñez augura.

Hace muchos años le escuché decir a Armando Hart que la cultura no se dirige, porque esa dirección es obra exclusiva de artistas y escritores y que las entidades oficiales solo pueden promoverla.

Los opositores de la Revolución Cubana han sido especialmente incapaces de predecir su futuro porque no son capaces de enjuiciar su presente.

Ahora Yáñez, en su máquina del tiempo,  nos anuncia lo que va a ser, en los días que vienen,  la militarizada cultura de Cuba. 

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