lunes, 30 de mayo de 2011

las noticias y ciudad luz

por Víctor Casaus

Las noticias crecientes, persistentes, entusiasmadoras de las manifestaciones espontáneas surgidas en España para protestar contra el orden económico establecido, la discriminación social, la situación de la juventud, la pobreza y otros males concurrentes me hizo recordar los estremecimientos que sufrió París cuando los estudiantes y los jóvenes sobre todo hicieron aquel intento de asaltar –por un día, por unas semanas– el cielo de los sueños y de la utopía.

Estas manifestaciones españolas de hoy no serán revoluciones en marcha, pero son síntomas evidentes (y emocionantes) de las tragedias individuales y colectivas que (re)produce el injusto orden actual. Y debiera ser una enseñanza para muchos.

Todo ello me recordó este poema que escribí entonces, a propósito de aquel mayo alumbrador, celebrando desde la distancia –y desde el fuego– aquellos chispazos que hoy parecen encenderse, por momentos, en algunas plazas de España.


CIUDAD LUZ

Entre a luz y la neblina de la luz
se paralizan los trenes  las fábricas de autos
las empresas comerciales  los salones y las plazas asaltadas
            y atestadas
y por los Campos Elíseos
ya están bajando estos comuneros
vestidos con blue jeans
sofocados  gritando  se oye un fondo
de himno colérico y extraño
que no recuerda los himnos conocidos
y otras voces piden silencio  caballeros
mientras los estudiantes
asaltan las aulas y la Bolsa ("¡quemadlo!
¡es el templo del capitalismo!")
y se estremecen las estatuas de los parques
y los partidos políticos
y la violencia amaga con su antiguo nuevo rostro

Nosotros
–desde el fuego–
observamos las maravillas
de semejantes
chispazos
  

lunes, 23 de mayo de 2011

el fanguito

NO HIZO FALTA ALAS
Por Vivian Núñez
Fotos: Silvio

“¡A llorar, que se perdió el tete!”, exclamó Ana María emocionada, cuando Omara Portuondo subió al improvisado escenario para cantar junto a Silvio Rodríguez “La era”, en una tarde-noche en la que el barrio habanero de El Fanguito brilló como nunca antes.

Mayo está terminando y casi no ha llovido. Pero el 22, a las 7:00 pm, comenzó la mayor lluvia del mes. La trajo Silvio y en ese barrio capitalino, en las márgenes del río Almendares, todo se hizo más limpio y reluciente.

El trovador cantó 17 canciones en un concierto de dos horas, más de la mitad de ellas bajo el agua, un aguacero en venganza que se llevó todo lo feo. Los vecinos y otros llegados desde barrios cercanos, quizás para algunos más distinguidos, permanecieron allí todo el tiempo. No había ido nadie puerta por puerta a citarlos, ni firmaron listas de compromiso, ni se les prometió una merienda fuerte.

En las azoteas se situaron grandes sombrillas para guarecerse; tras las ventanas entreabiertas se amontonaron los rostros, y al final de la calle principal, de frente al escenario, un grupo de jóvenes bailó improvisadas coreografías cuando los temas llegaban con ritmo de son o guaracha.

 “Aquí vengo sin  ser convocado por nadie”, había dicho el poeta, quien aseguró que “en estos momentos es muy importante que pueblo y artistas estemos unidos”.

El concierto lo inició el trovador dominicano José Antonio Rodríguez, quien expresó que “no conocía un proyecto de esta naturaleza; tenía que nacer del alma enorme de Silvio”. Un poeta del barrio, Héctor Arturo, preparó unas décimas que la lluvia le impidió leer. En ellas recordaba a Mojarra, su amigo el pescador, y la miseria que vivió en épocas pasadas. Y concluyó así:

Ahora Mojarra está muerto
pero en mi mente parece
que en El Fanguito aparece
para aplaudir el concierto.
Lo sé contento y despierto,
sin destrozados horcones,
sin invernales fogones
y yo escucho que Mojarra
pide a Silvio la guitarra
y entona nuevas canciones…

Omara, de 81años, la del cuarteto De Aida, la del Buena Vista Social Club, la del Grammy, la de siempre, subió primero al escenario cantando “rapidito, para que no se mojen”, y volvió después para hacer dúo con Silvio. “Eso sí es una diva”, afirmó Rubén, quien no llega a la treintena y se sabía completa la emblemática “Veinte años”.

Cuando comenzó Silvio los aplausos y los vivas lo recibieron y, a partir de ahí, un coro espontáneo y entonado lo acompañó en todas las piezas, sin cancioneros ni papeles entregados antes con las letras.

“Cómo no voy a saberme estas canciones si me han acompañado toda la vida”, me comentó Carmelina, quien entre sollozos decía: “!Ay Silvio, me vas a matar del corazón¡”. Ella lleva 30 años viviendo en ese lugar y llegó un poco tarde al concierto, directamente desde el trabajo porque, aseguró, “el transporte está muy malo”.

Un mulato joven y alto, con una hermosa voz de tenor y un estridente silbato que estuvo sonando todo el tiempo, estableció un singular diálogo con el trovador. Cuando, en “El necio”, Silvio recordaba que “dicen que me arrastrarán por sobre rocas cuando la Revolución se venga abajo”, él respondió con ironía: “Sí, cómo no”, y cuando el poeta interpretó junto a Omara “Demasiado”, él aseguró, como para sí, “demasiado Cuba”.

Otro vecino, un poco mayor, entonaba “Ojalá” cuando un grupo de niños intentaban abrirse paso a empujones para alejarse del concierto. “Sigan, sigan con el reguetón, que no saben lo que se están perdiendo”, les comentó.

Y una mujer cincuentona, con su hijo, compartió conmigo las canciones, y solo lamentó que el cantautor no interpretara “Monólogo”. Yo quería “Supón”. Ambas nos comprometimos a encontrarnos en la próxima cita, a ver si tenemos mejor suerte.

Este fue el concierto número catorce de los que Silvio está ofreciendo por barrios habaneros, esos lugares en los que las carencias materiales se hacen más visibles y la cotidianidad más estresante.

Pero esa tarde-noche, en El Fanguito, Ana María, Rubén, Carmelina, el mulato joven, el señor mayor, mi compañera de canto y yo, fuimos un tilín mejores. No nos hizo falta alas para hacer un sueño.











     (esta foto es de Ivan Soca)

sábado, 21 de mayo de 2011

santa maría del rosario

El que canta de espaldas a nosotros es el trovador dominicano José Antonio Rodríguez, hermano que una vez más ha venido a regalar su arte a los cubanos.

Después subió a la escena la maestrísima Omara Portuondo, cuya musicalidad y trayectoria merecen un profundo estudio que algún día se hará. Esta vez la acompañaba el talentoso Rolando Luna. Como ella acostumbra, llevó al público a donde se le ocurrió conducirlo. Ayer hizo un breve pero sustancial recorrido por canciones fundamentales como "20 años", de María Teresa Vera, "Dos gardenias", de Isolina Carrillo, "Lágrimas negras", de Miguel Matamoros y "Drume negrita", de Eliseo Grenet.

Omara siempre ha sido la gran intérprete de "La era está pariendo un corazón". Me la escuchó cantar al día siguiente que la escribí y, cuando la terminé, prácticamente se la sabía. Ayer, increíblemente, la hicimos juntos por primera vez en nuestras vidas. Mañana volveremos a compartirla en El Fanguito (municipio Playa).

El pueblo de Santa María del Rosario (municipio El Cotorro) estuvo espléndido, podría decirse que encendido. Entre la gente disfrutaba Carlos Acosta, nuestro primer bailarín del Royal Theatre de Londres.












miércoles, 18 de mayo de 2011

una gota más y el romerillo

Por Víctor Casaus
Fotos: Silvio Rodríguez

Querida gente:

Muy bueno el aguacero de entradas y mensajes acuáticos, hidráulicos, desatados por las fotos y la nota de silvio sobre su concierto en Lutgardita.

Lutgardita perdió la t en algún momento de nuestra pronunciación popular: demasiada difícil esa t, delante de la g, además. Por eso todos decimos --y hasta escribimos Lugardita. Un lugar llamado Lugardita. Hasta por eso está mejor así.

Quiero añadir una gota más al aguacero desatado.


Lo comenté ayer en el siguiente concierto de esta gira de Silvio por los barrios difíciles, menos favorecidos de la Habana.

Una amiga argentina que asistió al concierto me contó que, mientras cantaba Silvio, un señor, habitante de Lugardita, le dijo: "Hoy nos faltará una gota de agua, pero Silvio nos ha traído una gota de felicidad".


Lo mejor de esas opiniones sinceras, populares, transparentes (como el agua necesaria) es que no están dichas a alguien para que se publique en la prensa, ni a un entrevistador televisivo. Salió del corazoncito de aquel señor, para una muchacha a quien no conocía y que estaba disfrutando, al lado de él, la maravilla de la canción y la cultura en Lugardita.

Al principio de aquel concierto (y también de este último ayer en El Romerillo) Silvio aclaró que no iba a esos barrios siguiendo ninguna orientación, ni mandado por nadie, sino para compartir, de cerca, sus canciones con la gente del lugar, que quizás no vayan a sus conciertos en grandes teatros. Yo pensé, y lo comenté ayer en El Romerillo, que estas presentaciones se están haciendo, de todas formas, siguiendo una orientación. No la puntual, formal, conocida, sino la orientación que sale del corazón. Del corazón que, como se sabe, está al lado izquierdo del pecho.

Cuarenta y ocho horas después, estos conciertos barriales alcanzaron su primera docena en El Romerillo. Allí Polito Ibáñez entusiasmó nuevamente a la gente que se había reunido, frente al escenario improvisado, para alegrarse en ese domingo de mayo, bajo el mismo sol que les decía. Los artistas que Silvio ha invitado para iniciar cada concierto de esta gira pertenecen a territorios diversos de la creación musical: los trovadores Vicente Feliú y Eduardo Sosa, el maestro Frank Fernández, Los PapinesTanmy López, ganadora del Premio de Creación Ojalá con su musicalización de los poemas de Rubén Martínez Villena; Niurka, Amparo y Esther que trajeron los tríos de Haydn para que antecedieran aquel día las canciones del trovador, en esa unión misteriosa y difícil, a veces negada, de lo popular con lo culto.

En esa cuerda de comunicación se movieron las canciones de Polito en la tarde de El Romerillo, donde confesó que nunca se había imaginado cantando en un lugar que lleva el nombre (santo, curador) de esa planta que favorece la garganta y la voz de los cantautores. Varias de sus canciones fueron coreadas, susurradas o gritadas, como las de Silvio, ya a la caída de la tarde del domingo, frente al escenario de El Romerillo, donde varios centenares de vecinos y visitantes se reunieron para acompañar y compartir: dos verbos que pudieran definir el origen y la magia de estos conciertos.

Mientras la gente del barrio se iba a acercando al espacio frente al escenario, un fotógrafo amigo que documentó también la maravilla visual de aquellos momentos me dijo: “Tú sabes que lo que más me gusta de estos conciertos en los barrios es que la gente viene a escuchar, a disfrutar la música, como si estuviera yendo hacia la bodega. Lo mismo. Están en lo suyo y lo suyo en este domingo de concierto es la canción de Silvio, de tremenda riqueza textual y sonora, capaz de atraer, ofrecer, compartir, que de eso se trata.” Lo que señalaba Kaloián Santos se demostraría muchas veces durante el concierto: desde el aplauso emocionado a la sugerencia martiana de “Cita con ángeles” hasta la inquisitiva vocación del escaramujo que vive de preguntar, advirtiéndonos que “saber no puede ser lujo”.

La temperatura (la climática y la espiritual) de este concierto en El Romerillo fue alta. De ahí las canciones solicitadas, el coro entusiasmado que quedaba, a final, como palabra solista, cedida por el trovador, en algunas canciones; la belleza, la memoria, las historias compartidas en esa tarde y esas canciones. Y todo ello colocado, visto, vivido, bajo el signo de la autenticidad y de la complejidad, que derriba prejuicios y encartonamientos y une, desde la sencillez, como siempre debiera ser.

Por ello, como comentábamos el domingo en El Romerillo, estos conciertos no tienen palcos, ni protocolos, ni salones VIP, ni presidencias. Los artistas y escritores y las amigas y los amigos que llegaron hasta allí para disfrutar --en un escenario físico (y espiritual) diferente-- las canciones de Silvio, se cobijaron bajo el mismo árbol generoso o asumieron, con todas y con todos, el insistente sol de mayo que descendió, ya tarde, al final de la calle. No es desdeñable ese aspecto también compartido, tan bien compartido. Bueno para los aires de estos tiempos. Y mejor, seguramente, para los que vendrán.

Un disparo de nieve. Una gota de felicidad. Por el momento: ¿a qué más?















sábado, 14 de mayo de 2011

Lugardita, barrio sin agua pero con amor









Lugardita es un barriecito periférico del municipio de Boyeros. Cuando los aviones despegan rumbo al noreste, casi le pasan por arriba. Originalmente fue un refugio temporal de familias que habían perdido sus viviendas, o que vivían en condiciones extremas. El caso es que allí se quedaron.

Los vecinos de Lugardita tenían un tanque de agua que suministraba el necesario líquido a todo el barrio, pero un ciclón se lo llevó. Después pusieron otro tanque, pero se vino abajo. Por eso desde hace meses el vecindario está sin agua. Esto los tiene, y con mucha razón, algo malhumorados. Pero esa falta no impidió que Polito Ibáñez y yo fuéramos muy queridos.

¿Cuándo pondrán el tanque
de Lugardita?
—Ojalá cuanto antes,
dice Segunda cita.

miércoles, 11 de mayo de 2011

la verdadera historia de la canción "el mayor"


Miércoles, 11 de Mayo de 2011 00:00
Armando Boudet Gómez /Fotocopia: Archivo Adelante

Camagüey,- El 11 de mayo de 1873, en los potreros de Jimaguayú, del hoy municipio de Vertientes, cayó en combate Ignacio Agramonte y Loynaz, El Mayor. Cien años después, en la Plaza de San Juan de Dios, el Comandante en Jefe Fidel Castro pronunció un memorable discurso en el que no solo enalteció su figura patriótica, sino que dejó para los camagüeyanos la no menos heroica tarea de sembrar sus amplias llanuras de escuelas, de fábricas y de hospitales.

Al cumplirse el aniversario 138 del infausto acontecimiento de Jimaguayú y el 38 del discurso de Fidel, es oportuno recordar otro hecho muy simbólico de ese día, que contribuyó a perpetuar la imagen de Agramonte para las actuales y futuras generaciones: la canción El Mayor, compuesta y cantada por primera vez por Silvio Rodríguez en la memorable velada.

En ocasión del 50 cumpleaños del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), Giraldo Mazola Collazo, primer presidente de esa institución en el país, presentó aquí su libro Encuentros con la memoria, en el cual relata pasajes de sus relaciones con distintos personajes de la lucha clandestina, su estancia y pasos fundacionales por el ICAP y su presencia en Camagüey como dirigente del Partido, ocasión esta última en la que participó en la organización del acto conmemorativo por el centenario de la muerte de Agramonte.

Días antes de la presentación de su libro, Mazola se comunicó con Silvio para imponerlo de su relato acerca de la velada y de la tarja develada en la Plaza San Juan de Dios. En su correo electrónico, le reprochó muy delicadamente que en una reciente entrevista con Cubadebate había hablado del origen de muchas de sus canciones sin mencionar la compuesta en homenaje a El Mayor y le dijo que le gustaría tener algún comentario suyo para compartirlo en Camagüey.

A continuación transcribo la respuesta del cantautor, que obtuve en la presentación de la obra de mi amigo Mazola, a quien recuerdo de su época de dirigente del Partido aquí, no solo por las malas noches que nos hizo pasar al colectivo de Adelante, sino también por las enseñanzas que nos dejó.

Aquí Silvio:

Cuando tú me escribiste en 1973 para que hiciera una canción para la conmemoración de la caída en combate de El Mayor, yo llevaba años pensando que le debía esa canción. De los patriotas que estudié en primaria, Agramonte siempre fue uno de los que me atrajo, porque su historia se enseñaba ligada a los aspectos de su vida personal, humanización que hace más atractivo al héroe, porque al ‘bajarlo a tierra’ nos identificamos con él más fácilmente.

Recuerdo que me telefoneaste y te dije que necesitaba refrescar la vida del patriota. Me mandaste los documentos que el Partido estaba usando para preparar el evento que se acercaba. Yo empecé a leérmelos, pero eran demasiado densos para mí. Entonces me sumergí en la Historia de la Guerra de los 10 años, de Ramiro Guerra, y en otros libros.

No era seguro que la canción viera la luz al menos en la celebración oficial, porque una comisión partidista debía aprobarla. Aún así, cuando faltaba una semana para el acto, yo había hecho al menos dos bocetos de canción pero ninguno me convencía. Faltando apenas unos días y pensando que todavía no había dado con lo que deseaba, compuse El Mayor, tal y como se le conoce de principio a fin.

Al día siguiente debíamos grabarlo con el Grupo de Experimentación del ICAIC, donde trabajaba, y la grabación debía volar hasta Camagüey, donde sería examinada. O sea, que el mismo día en que escribí la canción tuve que hacerle el arreglo.

La respuesta se demoró en llegar como dos días. Ya yo estaba pensando que era negativa, cuando de pronto nos dijeron que teníamos que tomar un vuelo para Camagüey, porque íbamos a interpretar la canción en el acto. Aquello sí que fue una total sorpresa, porque yo pensaba que la canción era para usarla de fondo, nunca para cantarla en vivo y mucho menos en el mismísimo acto en que hablaría Fidel.

Por entonces yo estaba más o menos cuestionado oficialmente. Cinco años atrás habían suspendido mi música y mi presencia de la radio y la televisión cubanas y, aunque ese veto ya se había levantado, todavía me seguía cierta fama de tipo conflictivo y, para algunos, apartado de la Revolución. Haydée nos había abierto las puertas de Casa de las Américas, Alfredo las del ICAIC y gracias a eso teníamos un centro de trabajo y de estudios. Ser televisado en un acto oficial en el que el Comandante en Jefe haría el resumen, era lo último que por aquellos tiempos podía pasar por mi cabeza.

Dos o tres días después, en La Habana, un amigo me despertó a ‘periodicazos’. Cuando logré sentarme en la cama, me puso el periódico delante de los ojos: en la tercera página de Granma aparecía una foto mía, junto a mis compañeros músicos, tocando en la Plaza de San Juan de Dios. Al lado de la foto estaba la letra de mi canción a El Mayor. Lo primero que se me ocurrió fue que aquel amigo había impreso un simulacro de Granma para hacerme una broma. Cuando metí la cabeza en agua y logré abrir los ojos, supe que era verdad.

“Gracias, Mazola, por lo que te toca en esta breve historia”.

(Tomado de adelante.cu: http://www.adelante.cu/index.php/sociedad/historia/8489-la-verdadera-historia-de-la-cancion-el-mayor.html)

domingo, 8 de mayo de 2011

zurrón del aprendiz



Dentro de unas pocas horas será 9 de mayo de 2011. Entonces Segunda cita estará cumpliendo un año de existencia y nosotros, los segundaciter@s, también. Celebrando esto, a las 8 de la mañana, hora de Cuba, va a aparecer Zurrón del aprendiz, mi sitio propio en la red. Al inicio habrán unas palabras de apertura menos vagas que las que inauguraron este blog, que como saben fue un albur (feliz, claro está).

Los motivos del Zurrón vienen de lejos. Creo que comenzaron el 13 de junio de 1967, cuando las primeras personas se dirigieron a mi, preguntando todo tipo de cosas. Después, el flujo constante de curiosidad me fue haciendo ver la necesidad de que hubiera una fuente accesible y confiable.

Lo que físicamente hubiera ocupado metros cuadrados, la virtualidad nos lo ha resuelto en bytes. Tampoco crean que van a ser muy pocos; porque si las palabras son livianas, en el mundo digital imágenes y sonido son pesados, sobre todo si son de calidad. Pero yo no quiero dificultar el acceso a mi página a los que no tienen un gran ancho de banda. Todo lo contrario. Mi zurrón será un sitio más comprometido con los deseos de compartir que con la exquisitez.

Zurrón del aprendiz podrá ser visto en: http://www.zurrondelaprendiz.com/bienvenidos

Estamos haciendo gestiones para que en Cuba se pueda ver por intranet.

Felicidades a todos los segundaciter@s. Hemos cumplido un año de vida, casi sin darnos cuenta. ¿Vieron como se pudo? “La vida es bella y en colores”.


Gracias que damos

Este blog ha sido posible, en primer lugar, gracias a ustedes, que le han hecho caso y le han dedicado tiempo de sus vidas y no poca pasión.

Pero también hemos tenido otras presencias. Algunas se han notado más, por sus escritos para Segunda cita. A otras las he usado sin pedirles permiso y sin recato. Las terceras son ciertos amigos que acostumbran enviarme noticias o enlaces interesantes.

A continuación, agradecidamente, les va una lista de esos amigos, voluntarios e involuntarios, que también son esta Segunda cita.

Antonio Guerrero

Guillermo Rodríguez Rivera

José Pertierra

Víctor Casaus

Eduardo Galeano

Frey Beto

Camilo Pérez Casal

Pablo Vargas

Natalia Revuelta Clews

Jaime Soria

lunes, 2 de mayo de 2011

fantasia

E se, de repente
A gente não sentisse
A dor que a gente finge
E sente
Se, de repente
A gente distraísse
O ferro do suplício
Ao som de uma canção
Então, eu te convidaria
Pra uma fantasia
Do meu violão

Canta, canta uma esperança
Canta, canta uma alegria
Canta mais
Revirando a noite
Revelando o dia
Noite e dia, noite e dia

Canta a canção do homem
Canta a canção da vida
Canta mais
Trabalhando a aterra
Entornando o vinho
Canta, canta, canta, canta

Canta a canção do gozo
Canta a canção da graça
Canta mais
Preparando a tinta
Enfeitando a praça
Canta, canta, canta, canta

Canta a canção de glória
Canta a santa melodia
Canta mais
Revirando a noite
Revirando o dia
Noite e dia, noite e dia

E se, de repente
A gente não sentisse
A dor que a gente finge
E sente
Se, de repente
A gente distraísse
O ferro do suplício
Ao som de uma canção
Então, eu te convidaria
Pra uma fantasia
Do meu violão

Francisco -Chico- Buarque de Hollanda
(Rio de Janeiro, 19 de junio de 1944)