lunes, 28 de junio de 2010

saber la verdad a tiempo

Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución Cubana, acaba de hacer pública una reflexión apocalíptica. Él admite que quisiera estar equivocado. Estoy seguro de que todos los que la lean desearán lo mismo. Me uno al coro.
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Saber la verdad a tiempo
27 Junio 2010

Cuando escribía cada una de mis Reflexiones anteriores, a medida que una catástrofe para la humanidad se aproximaba aceleradamente, mi mayor preocupación era cumplir el deber elemental de informar a nuestro pueblo.

Hoy estoy más tranquilo que hace 26 días. Como siguen ocurriendo cosas en la corta espera, puedo reiterar y enriquecer la información a la opinión pública nacional e internacional.

Obama se comprometió en asistir el dos de julio al partido de cuartos de final, si su país obtenía la victoria en los octavos de final. Él debiera saber más que nadie, que esos cuartos de final no podrían realizarse ya que antes ocurrirán gravísimos acontecimientos, o al menos debiera saberlo.

El pasado viernes 25 de junio, una agencia internacional de noticias de conocida minuciosidad en los detalles de las informaciones que elabora, publicó las declaraciones del “…comandante de la Armada del cuerpo élite de los Guardianes de la Revolución Islámica, general Ali Fadavi…” -advirtiendo­- “…que si Estados Unidos y sus aliados inspeccionan a los barcos iraníes en aguas internacionales ‘recibirán una respuesta en el Golfo Pérsico y el Estrecho de Ormuz’”.

La información fue tomada de la agencia local de noticias Mehr, de Irán.

Dicha agencia, según el despacho, comunicó: “Fadavi añadió que ‘la Armada de los Guardianes de la Revolución cuenta actualmente con centenares de embarcaciones dotadas con lanzaderas de misiles’.”

La información elaborada casi a la misma hora de lo publicado en Granma, o tal vez antes, parecía en algunos puntos una copia al carbón de los párrafos de la Reflexión elaborada el jueves 24 de junio y publicada en ese periódico el viernes 25.

La coincidencia se explica por el uso elemental que siempre aplico del razonamiento lógico. Yo no conocía una palabra de lo que publicó la agencia local iraní.

No albergo la menor duda de que tan pronto las naves de guerra de Estados Unidos e Israel ocupen sus puestos ­-junto al resto de las embarcaciones militares norteamericanas ubicadas en las proximidades de las costas iraníes­- e intenten inspeccionar el primer buque mercante de ese país, se desatará una lluvia de proyectiles en una y otra dirección. Será el momento exacto en que se iniciará la terrible guerra. No es posible prever cuántas naves se hundirán ni de qué bandera.

Saber la verdad a tiempo es para nuestro pueblo lo más importante.

No importa que casi todos por natural instinto, podría decirse que el 99,9 por ciento o más de mis compatriotas, conserven la esperanza y coincidan conmigo en el deseo sincero de estar equivocado. He conversado con personas de los círculos más cercanos y a la vez recibido noticias de tantos ciudadanos nobles, abnegados y cumplidores de su deber, que al leer mis Reflexiones no impugnan en lo más mínimo sus consideraciones, asimilan, creen y tragan en seco los razonamientos que expongo, sin embargo, dedican de inmediato su tiempo a cumplir con el trabajo, al que consagran sus energías.

Eso es precisamente lo que deseamos de nuestros compatriotas. Lo peor es que repentinamente se conozcan las noticias de gravísimos acontecimientos, sin haber escuchado antes noticia alguna sobre tales posibilidades, entonces cundirá el desconcierto y el pánico, que sería indigno de un pueblo heroico como el cubano, que estuvo a punto de ser objetivo de un ataque nuclear masivo en octubre de 1962, y no vaciló un instante en cumplir el deber.

En el desempeño de heroicas misiones internacionalistas, combatientes y jefes valientes de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias estuvieron a punto de ser víctimas de ataques nucleares contra las tropas cubanas que se aproximaban a la frontera sur de Angola, donde las fuerzas racistas sudafricanas habían sido desalojadas tras la batalla de Cuito Cuanavale y se atrincheraban en la frontera con Namibia.

El Pentágono, con el conocimiento del Presidente de Estados Unidos, suministró a los racistas sudafricanos alrededor de 14 armas nucleares a través de Israel, más poderosas que las que fueron lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, como hemos explicado en otras reflexiones.

No soy profeta ni adivino. Nadie me informó una palabra de lo que iba a ocurrir; todo ha sido fruto de lo que hoy califico como el razonamiento lógico.

No somos novatos ni entrometidos en este complicado tema.

En la poscrisis nuclear, se puede augurar lo que ocurrirá en el resto de América de lengua iberoamericana.

En tales circunstancias, no se podrá hablar de capitalismo o socialismo. Sólo se abrirá una etapa de administración de los bienes y servicios disponibles en esta parte del continente. Inevitablemente seguirán gobernando cada país los que hoy están al frente del gobierno, varios muy cercanos al socialismo y otros llenos de euforia por la apertura de un mercado mundial que hoy se abre para los combustibles, el uranio, el cobre, el litio, el aluminio, el hierro, y otros metales que hoy se envían a los países desarrollados y ricos que desaparecerá repentinamente.

Abundantes alimentos que hoy se exportan a ese mercado mundial también desaparecerán de forma abrupta.

En semejantes circunstancias, los productos más elementales que se requieren para vivir: los alimentos, el agua, los combustibles y los recursos del hemisferio al sur de Estados Unidos, abundan para mantener un poco de civilización, cuyos avances descontrolados han dirigido la humanidad a semejante desastre.

Hay, sin embargo, cosas muy inciertas todavía, ¿podrán abstenerse las dos más poderosas potencias nucleares, Estados Unidos y Rusia, de emplear una contra la otra sus armas nucleares?

Lo que no cabe la menor duda es que desde Europa, las armas nucleares de Gran Bretaña y Francia, aliadas a Estados Unidos e Israel -que impusieron con entusiasmo la resolución que inevitablemente desatará la guerra, y ésta, por las razones explicadas, de inmediato se volverá nuclear-, amenazan el territorio ruso, aunque el país al igual que China ha tratado de evitar en la medida de las fuerzas y las posibilidades de cada una de ellas.

La economía de la superpotencia se derrumbará como castillo de naipes. La sociedad norteamericana es la menos preparada para soportar una catástrofe como la que el imperio ha creado en el propio territorio de donde partió.

Ignoramos cuáles serán los efectos ambientales de las armas nucleares, que inevitablemente estallarán en varias partes de nuestro planeta, y que en la variante menos grave, se van a producir en abundancia.

Aventurar hipótesis sería pura ciencia ficción de mi parte.



Fidel Castro Ruz

Junio 27 de 2010

2 y 15 p.m.

sábado, 26 de junio de 2010

aquella ofensiva

El mundo colorao es la realidad. Este artículo del poeta --ensayista y profesor universitario-- Guillermo Rodríguez Rivera, salió en abril pasado en algunos medios digitales. Hasta donde sé, no ha sido publicado por la prensa cubana, lo que limita que llegue a la mayoría de la gente. Yo no sólo comparto los puntos de vista de Guillermo, que creo muy revolucionarios: estoy convencido de que este análisis es cardinal para quien desee profundizar en la realidad cubana. Por eso aquí lo tienen.
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AQUELLA OFENSIVA

(Publicado en tres partes, del 12 al 14 de abril de 2010)

Por Guillermo Rodríguez Rivera

Hace un par de semanas escribí una nota sobre Segunda cita, el último disco de Silvio Rodríguez. Allí sostenía –sin pretender originalidad, porque el propio Silvio lo había dicho al presentar el fonograma en Casa de las Américas–, que este era un disco intensamente vuelto hacia la realidad de Cuba.

En sus escasas cuatro cuartillas –la reseña estaba destinada a ser publicada en uno de nuestros periódicos, cosa que finalmente no ocurrió– se aludía a claras alusiones del trovador a los males actuales del país y citaba estos versos de la canción que justamente da título al disco:

Quisiera ir al punto naciente

de aquella ofensiva

que hundió con un cuño impotente

tanta iniciativa.

Y, decía yo que, presentados los versos como lo hacía el diario madrileño El País, pareciera que la ofensiva era la propia Revolución Cubana de 1959, mientras que los versos realmente aludían a la Ofensiva Revolucionaria de marzo de 1968, que liquidó en el país toda actividad económica que no fuera la estatal: medianas empresas (de las que quedaban pocas), pequeñas empresas y hasta el puro trabajo privado individual.

Comentaba yo algunos de los males que trajo la Ofensiva de marzo de 1968, pero el espacio de aquella reseña apenas si me dejaba tiempo para abundar. Como sabe todo el que me conoce, yo no soy economista, sino apenas escritor, filólogo y profesor. Estoy seguro que no soy la persona mejor dotada para llevar adelante lo que ahora me propongo hacer: examinar con cierta hondura “aquella ofensiva” y sus consecuencias. He esperado en vano que alguno de los numerosos y brillantes economistas y sociólogos que tenemos lo hiciera, seguramente mejor que yo, pero quien se lanzó con una alusión fue el trovador, así que me imagino que, en este inning, no merecerá anatema el poeta por creer que la economía es demasiado importante como para dejársela a los economistas quienes, encima de eso, no acaban de entrar al cajón de batear.

En marzo de 1968, hacía unos buenos siete años que todos los sectores fundamentales de la economía cubana eran manejados por el Estado y nuestro gobierno. Todas las industrias de importancia, todas las grandes fábricas, toda la banca, más del setenta por ciento de todas las tierras del país, los centrales azucareros, la minería, la extracción y refinación del petróleo, todo el comercio de exportación e importación, todas las líneas de carga por camiones, los ferrocarriles, la líneas de autobuses urbanos e interurbanos, los grandes hoteles, las grandes tiendas, los grandes centros de entretenimiento, la prensa, la radio, la televisión, los centros educacionales y de salud y a ello habría que añadirle un largo, casi interminable etcétera, los poseía y los hacía funcionar el Estado cubano.

¿Quedaba algo fuera del aparato estatal? Quedaba, cómo no. Quedaba una impresionante red de pequeños centros de elaboración de innumerables productos, la red del comercio minorista de las ciudades –bodegas, panaderías, carnicerías, puestos de frutas y viandas, pescaderías, fondas, mínimos restaurantes, bares (sólo en La Habana había 880), gasolineras, quincallas, talleres de diversos rubros: de mecánica automotriz, de arreglos de electrodomésticos, poncheras, barberías, peluquerías, heladerías, etcétera, etcétera, etcétera.

Todo esto era una suerte de infraestructura de economía popular, que subsistía al amparo de la familia.

Todos estos pequeños negocios fueron “intervenidos”. Se había llegado a unos extremos que jamás habían soñado Marx y Engels: la socialización del puesto de fritas. Una clara mayoría de estos negocios fueron simplemente cerrados, no estatalizados, porque todo este laberinto productivo y comercial –hondamente relacionado con la vida real– estaba hondamente reñido con los modos de organización del Estado cubano, y yo diría, con los de cualquier Estado. Simplemente, no podían ser asimilados por el elefantiásico Estado.

Si un hombre tenía una mínima ponchera, digamos, en el patio o el garaje de su casa, no había otro personal que él mismo. El propio sujeto era propietario del lugar o lo tenía rentado; el mismo, que reparaba el ponche en el neumático, daba mantenimiento al equipo que utilizaba para hacer su trabajo, limpiaba el lugar y se procuraba los insumos que eran necesarios para “coger” el ponche porque, si no podía comprarlos producidos por alguna empresa estatal, siempre habría algún productor privado con quien arreglar el suministro de esos insumos imprescindibles para realizar su trabajo. El propio ponchero cobraba al cliente y administraba las realmente modestas entradas del negocio. De ellas vivían, también modestamente pero sin que nada esencial les faltara, el operario y su familia.

Cuando la exigua ponchera fue estatalizada, tuvo que ser asignada a alguna empresa que reuniera a poncheros o, si ello no era posible, al menos tuvo que reunirse con practicantes de oficios semejantes. El humor popular, por esos años, hizo surgir entidades insólitas, como fue por ejemplo la ECOCHINTIM, esto es, la “Empresa Consolidada de Chinchales y Timbiriches”.

Pero cada una de estas unidades debía tener, al menos, un administrador, un responsable de mantenimiento y un auxiliar de limpieza, además de mantener el local, pagar la mensualidad del teléfono, y ya no había una persona y su familia a mantenerse con los ingresos de la microponchera, sino que eran al menos cuatro familias las que debían vivir de esas magras entradas.

Alguien debió calcular cuánto descendieron los volúmenes de producción o la cuantía de los servicios en estos negocios estatalizados y cuántas nuevas dificultades aparecieron para caer encima de las que ya soportaba la población, pero por esos años se decidió que los contadores públicos tampoco debían existir.

Hacía seis años que se había decretado el bloqueo económico, comercial y financiero por el gobierno de los Estados Unidos. Ese mismo año de 1962 apareció la libreta de abastecimiento y los cubanos debimos enfrentar una creciente desaparición de las piezas y los recambios en un país que estaba casi totalmente montado sobre tecnología norteamericana, desde los tomacorrientes de la electricidad hasta las cocinas de los hogares.

En esas circunstancias, el valor de los operarios que ejercían los oficios que solucionaban los problemas que son inevitables en la vida cotidiana, ideando incalculables innovaciones y sustituciones, crecía claramente. Pero esos oficios –el electricista, el plomero, el carpintero, el mecánico, el cristalero, el cerrajero, etcétera, etcétera– que se trasmitían de padre a hijo por generaciones, empezaron a ser denostados: se les llamaba a los que los ejercían, despectivamente, como a los vendedores callejeros, merolicos, tomando una expresión extraña al léxico cubano, que llegaba de una telenovela mexicana.

En las calles de Cuba, donde habían aparecido pregones inmortales como “El manisero” o las “Frutas del Caney”, surgió un género insólito que cabría llamar el antipregón. Uno veía a un señor conversando animadamente en una esquina de Centro Habana, y cuando cruzabas a su lado, el tipo bajaba la voz hasta ser casi un susurro y te decía, como quien comunica la contraseña de un espía: “Maní”.

Hoy el doctor Eusebio Leal, historiador de La Habana, para la noble y extraordinaria tarea que ha sido y es la restauración de la ciudad ha tenido y tiene que recuperar esos oficios que la Ofensiva del 68 condenó prácticamente a la extinción. Ejercerlos fuera del Estado se convirtió en actividad ilegal, fuertemente multada por las instancias jurídicas correspondientes. Lógicamente, ser practicante de un oficio había devenido delito y, consecuentemente, los precios del trabajo de esos oficios, se encareció.

Pero como esa actividad no era permitida, en ninguna tienda estatal se vendían los insumos que estos operarios necesitaban y los negocios privados que podían procurarlos, habían desaparecido. Los operarios que habían decido continuar trabajando a pesar de la prohibición, tenían que procurarse esos insumos por vías fraudulentas, porque la legales estaban cerradas. Pero la vida es infinitamente más fuerte que todas las burocracias: a pesar de que los sabios funcionarios habían decretado como ilegal y capitalista el trabajo de los plomeros, la desviada, la diversionista pila del agua del fregadero empezaba a gotear y había que cambiarle la zapatilla o sustituirla. Y había que conseguir los insumos, la zapatilla o la llave misma, allí donde único los había: en los incontrolados almacenes del Estado, que almacenaban infinitas cosas que envejecían, se deterioraban allí sin usarse. La única puerta abierta era la del robo.

Los comercios que tenían que ver directamente con el diario abastecimiento de las familias –bodegas, carnicerías, panaderías, lecherías, etcétera– habían sido operados durante los primeros años del racionamiento, desde 1962, por sus dueños.

Recuerdo a esos dueños de bodegas que permanecieron en la Cuba socialista y que manejaban sus comercios con una honradez que hoy se echa de menos.

Hasta entonces, el detallista estafaba a su cliente, si lo hacía, dándole una “libra” de catorce onzas. Pero eran pocos los que incurrían en ello: se habían habituado a tratar con una clientela que era su vecina, y sabían que debían ganarse esa clientela que, antes del racionamiento, podía comprar libremente en cualquier tienda de víveres. Estos viejos pequeños propietarios vivían decentemente, pero ninguno se había enriquecido vendiendo arroz, frijoles, aceite, azúcar y café.

En lugar de Vicente, el hijo cubano de gallego que vendía en una bodega de la calle 22 del Vedado, empezaron a aparecer unos administradores y bodegueros nombrados por la empresa del MINCIN que traían como aporte esencial al comercio cubano la creación de la “libra” de doce onzas que, en ciertos comercios, ahora ha llegado a ser de diez y hasta de ocho.

Paulatinamente, los consumidores empezamos a darnos cuenta de que la Ofensiva Revolucionaria que había querido estatalizarlo todo y hacer total el socialismo, había ido creando una serie de negocios privados sostenidos por el Estado.

Visito con cierta regularidad un establecimiento de pan y dulces en el que habitualmente compro el pan que la familia debe consumir por varios días. Allí, como en otras unidades de la cadena del pan, se comercializa un pan de contextura suave, a 3 pesos la unidad. Resulta más agradable, más fácilmente conservable y de más calidad que el habitual pan de 10 pesos que se vende en la misma cadena, y al que no le ponen la grasa que debe llevar.

La última vez que llegué a la panadería de la que hablo, estaban colocando en los mostradores los panes suaves, pero me pareció enseguida que esos debían tener otro pecio, porque eran casi la mitad del tamaño de los que habitualmente vendían allí. Cuando pregunté, el panadero me informó que esos panes también valían 3 pesos cada uno.

Obviamente, producir uno de esos panes llevaba como mínimo un 40% menos de la harina, la grasa y la levadura que se emplea para hacer el pan con el peso establecido. Si ese cálculo que hice “ojo de buen cubero” se aproxima a la verdad, cuando la panadería vende 100 de esos panes, está empleando en ellos únicamente el 60% de la materia prima que tenía asignada para confeccionarlos. Hay un 40% de materia prima que no se empleó y que los operarios usarán después en producir más de 60 panes que venderán al mismo precio y se embolsarán el importe de la venta. Ellos y el administrador de la unidad que debía chequear el peso del pan que vende.

Así pues, el Estado mantiene el local de la panadería y su equipamiento, la surte de harina, grasa y levadura, paga la electricidad que consume y los salarios del administrador y de todos los trabajadores, que disponen además, fraudulentamente, de un 40% de las ganancias, que se obtienen vendiéndole al pueblo un pan que pesa mucho menos de lo debe pesar. Cualquier pérdida de la panadería –un saco de harina que se eche a perder, por ejemplo– es asumida en su totalidad por el Estado. El neoliberalismo jamás soñó empresas capitalistas con tales ventajas.

Los servicios informativos de la Televisión Cubana trasmiten unos éticos y combativos cortos en los que los usuarios discuten con los detallistas y exigen victoriosamente el peso que pagan.

Esa es una cómoda, injusta y cargante manera de decirle al pueblo que su deber es exigirle al que despacha, porque nadie le exige al administrador que debe vigilar y sancionar al que maltrata o roba a sus clientes. ¿No será que el administrador participa en las ganancias?

Creo que debe pensarse mejor el empleo de esa consigna que aparece a menudo en nuestros medios: tal actividad “es tarea de todos”.

Es importante concienciar a la población sobre temas que son de su interés, y que irán mejor si el pueblo asume su papel en ellos como son, por ejemplo los temas de salud y medio ambiente, pero ello no puede servir para olvidar que toda tarea tiene un responsable que cobra por hacerla: el orden público, la protección a la propiedad colectiva e individual, por ejemplo, no es tarea de todos sino, esencialmente, de la PNR. Cuando decimos que algo es tarea de todos, podemos disolver la responsabilidad de quien verdaderamente la tiene.

Pero volvamos a nuestro tema: la Ofensiva de marzo de 1968.

Actualmente se habla de las “plantillas infladas” en nuestros centros de trabajo. El presidente Raúl Castro ha dicho muy recientemente que los especialistas han calculado que de los millones de trabajadores que cobran sus salarios en las distintas dependencias del Estado cubano, sobra más de un millón.

El proyecto socialista cubano siempre tendió a “poner la carreta delante de los bueyes”. El Estado revolucionario cubano garantizó, desde su misma aparición, pleno empleo al pueblo cubano. Pero debía tenerse en cuenta que muchos de esos puestos de trabajo no tenían la correspondencia en la producción o la actividad en servicios que hacían los que los ocupaban. Se hacía más bienestar social que economía.

Esa tendencia no disminuyó nunca, y sus resultados han hecho crisis varias veces, sin que se fuera nunca al fondo del problema. El país casi se arruinó a raíz de la Ofensiva de marzo de 1968 y de la utópica zafra de 1970, que quiso ser un avance decisivo para conseguir la independencia económica de la nación. La solución a los problemas que entonces se generaron, fue la entrada de Cuba en el C.A.M.E, lo que palió muchas insuficiencias de la economía cubana. Ello, hasta el fin de la URSS y del campo socialista europeo, que nos hizo entrar en el crítico “período especial”.

Nos ha salvado de males mayores, en la última década, la aparición de una Venezuela revolucionaria y del proyecto integrador del ALBA.

Habría que decir, con justicia, que esa tendencia revolucionaria y progresista que se advierte en América Latina, gobiernos de izquierda electos como los de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Brasil, no habría sido posible sin la existencia y la resistencia de la Revolución Cubana.

Cualquier proyecto progresista y destinado a favorecer los intereses de nuestros pueblos, que había aparecido en esta zona del mundo, había sido implacablemente aplastado por el imperialismo norteamericano, liquidador del proyecto reformista de Árbenz en Guatemala, y del proyecto de la transformación social pacífica, que encabezó en Chile el presidente Salvador Allende. Durante décadas el imperio norteamericano, para mantener sus intereses, promovió y mantuvo las más sangrientas tiranías latinoamericanas, llamaránse sus jefes Somoza, Trujillo, Juan Vicente Gómez, Batista, Pérez Jiménez, Stroessner, Pinochet, Videla, Castelo Branco y un largo etcétera de militares formados en los Estados Unidos e instruidos para asesinar a sus pueblos.

Cuba fue el primer país que enfrentó exitosamente el poder del imperio y ello es algo que ha permitido el cambio que ha generado un proyecto integrador como el ALBA y que, por supuesto, el imperio no le ha perdonado a la Revolución Cubana.

Si se quiere “desinflar” esas plantillas en las que casi todo el aire lo ha puesto la política paternalista del Estado, habrá que permitir que los que pierdan sus improductivos puestos laborales, puedan hacer cualquier actividad que no sea delictiva, porque hacerlos abandonar sus empleos para echarles encima el mar de prohibiciones que existen para realizar cualquier trabajo, mandaría directamente a esa masa a delinquir, porque ese sería la única manera que tendrían para subsistir ellos y sus familias.

Las pequeñas y medianas empresas y el trabajo privado individual son necesarios en la Cuba actual, a pesar de que algunos ven estos resortes como capitalistas, porque pueden explotar en algún grado, trabajo ajeno. Pero tienen una insalvable justificación de existencia: son imprescindibles para el socialismo cubano, que apenas está en construcción y al que hay que redefinir en muchos aspectos. Digo, si el socialismo cubano aspira, como ha dicho el presidente Raúl Castro, a mantenerse de sí y a gastar lo que verdaderamente produce. Al fin y al cabo, es cumplir aspiraciones centrales de nuestros próceres y de nuestra historia. Cuando, en las primeras décadas del siglo XX Rubén Martínez Villena pedía “una carga para matar bribones”, era también

para que la República se mantenga de sí

para cumplir el sueño de mármol de Martí.

El general presidente lo ha dicho de modo terminante:

Sin una economía sólida y dinámica, sin eliminar gastos superfluos y el derroche, no se podría avanzar en la elevación del nivel de vida de la población, ni será posible mantener y mejorar los elevados niveles alcanzados en la educación y la salud que gratuitamente se garantizan a todos los ciudadanos.

Creo que ahora se requiere casi una discusión filosófica, porque los enemigos de las ideas que desarrollo aquí, quieren convertir este asunto en una cuestión principista. Aceptar ese retorno de formas de producción “no socialistas” sería ceder en los principios ante el capitalismo, piensan los que se oponen a la restauración de la mediana y la pequeña empresas privadas. Vamos a discutir ese punto.

El profesor portugués Buenaventura de Souza Santos (Coímbra, 1940), ha sido editado recientemente en Cuba, a raíz de haber obtenido en el pasado año 2006, el Premio de Ensayo “Ezequiel Martínez Estrada”, que concede Casa de las Américas. Su ensayo se titula La universidad del siglo XXI. Pero este acercamiento a la pedagogía y las teorías de la enseñanza, es apenas una faceta en el trabajo de este hombre, auténtico pilar intelectual de la izquierda, con una vasta obra traducida a varios idiomas, sobre epistemología, teoría del derecho, movimientos sociales, y que es uno de los animadores del foro social de Porto Alegre.

Dice el profesor de Souza Santos que una sociedad socialista no es aquella donde todas las relaciones que existen son socialistas sino donde las relaciones socialistas hegemonizan a las demás y las hacen trabajar en la dirección de sus objetivos. ¿Era socialista Cuba entre 1961 y 1968, donde subsistían formas de propiedad privada? Yo diría que sí, e incluso me atrevería a decir que era más socialista que la sociedad cubana actual. No tenía males que sólo aparecieron o se recrudecieron intensamente después del paso en falso que fue la Ofensiva de marzo de 1968.

¿Puede un sistema valerse de mecanismos que no son autóctonamente suyos para avanzar? Creo que sí, definitivamente, como asegura el profesor de Souza.

Sus enemigos de extrema derecha acusan a Barack Obama de impulsar una medida socialista, el referirse a la ley de salud promovida por el mandatario y, aunque con modificaciones, recientemente aprobada por el congreso norteamericano. Y tienen razón.

Esa idea de dar cobertura de salud gratuita a todos los sectores de la población, con independencia de su status económico, es una medida socialista que, sin embargo, no transformará la sociedad capitalista que son los Estados Unidos de América, pero que responde a reclamos que el capitalismo no puede resolver, y que contribuye a la estabilidad del sistema capitalista que es el hegemónico allí.

Hay quienes afirman que, si por ejemplo, tenemos ciudadanos económicamente independientes (y esa independencia siempre sería relativa), no se verían obligados a asistir a un acto convocado por el Estado revolucionario, pero a mí me parece que la Plaza de la Revolución se abarrotaba cuando teníamos trabajadores independientes que, por qué no, pueden y deben ser aliados de nuestra Revolución.

El presidente Raúl Castro lo dijo en el reciente congreso de la UJC:

La unanimidad absoluta generalmente es ficticia y por tanto dañina.

Aspiremos a la presencia en la Plaza de los que lo hagan sinceramente (son la clara mayoría) y convenzamos a los que creamos que debemos y podemos convencer. Creo, además, que si el conjunto de la sociedad empieza a mejorar, ello contribuirá al mejoramiento de la perspectiva ideológica y política de los cubanos.

Si esas plantillas infladas comienzan a desinflarse como la economía lo demanda, para que el dinero circulante de los salarios existentes corresponda a los bienes creados en la producción y los servicios, habrá que darles otras posibilidades a esos trabajadores que tendrían que salir de las nóminas del Estado. No todos querrían o podrían aceptar las opciones prioritarias que, en las circunstancias actuales, el Estado está en condiciones de ofrecer: construcción, agricultura, enseñanza, policía.

Estas nuevas empresas empezarían a ser una alternativa laboral, a cuyos empleos podrían aspirar muchos cubanos.

Obviamente, en el año 2010 es imposible reconstruir lo desmantelado en 1968.

Seguramente ha muerto un importante número entre los que eran entonces medianos y pequeños empresarios o simples trabajadores particulares. Quién sabe cuántos abandonaron el país y cuántos se vieron obligados a encauzar sus vidas de otra manera. Siempre no se puede volver a empezar.

La posibilidad que tenemos no es la de restaurar, porque seguramente, a una buena porción de los que entonces vieron esfumarse sus empresas o talleres, si estuvieran en condición de recibir la oferta, es seguro que les parecería por lo menos irónica.

La posibilidad, ahora, es la de construir.

No descarto ninguna posibilidad a la hora de materializar el proyecto, pero no me gustaría que en ello estuviera en primer plano el dinero aportado por emigrantes, que acaso serían los que más cómodamente estarían en condiciones de colaborar, a través de sus familiares, al establecimiento de estas empresas. No sé tampoco que papel podría desempeñar la inversión extranjera en negocios que trabajarían únicamente con la moneda que gana y gasta el cubano de a pie. Recuerdo, sin embargo, que ETECSA es una empresa mixta que brinda servicios en moneda nacional.

Deben estudiarse todas las propuestas, pero el modo que me parece más justo y que resulta más en concordancia con nuestra historia y nuestra realidad, es la creación de cooperativas nucleadas en torno a una actividad determinada –mecánica, barbería, peluquería y salones de estética, podólogos, cerrajeros, plomeros, electricistas, carpinteros, etcétera– que pudieran convertirse, a corto plazo, en las bases de empresas medianas y pequeñas, a las que habría que ayudar en su despegue hasta que puedan desarrollarse autónomamente y empezar entonces a aportar dividendos a la sociedad en forma de impuestos sobre ingresos, nunca de patentes que se pagan sin que existan ganancias. Esos mecanismos son saboteadores del trabajo por cuenta propia: ya se han probado y han fracasado.

La cooperativa debe llevar una seria contabilidad de gastos e ingresos y pagar sus impuestos con arreglo a las ganancias. Se trata de un impuesto sobre ingresos y no de una cómoda patente que la ONAT establece para ahorrarse el trabajo de calcular efectivamente las cifras de ingreso sobre las que debe cobrarse el impuesto.

En su etapa inicial, el primer objetivo es el resurgir de estas formas de producción y no crearle de entrada obstáculos que más bien, pareciera que pretenden conseguir su fracaso. Hay que darles confianza en que se necesita de su existencia y no que se las alienta hoy para hacerlas desaparecer a la menor oportunidad.

Acaso nuestra dirigencia piense que, hoy por hoy, el Estado cubano no maneja la liquidez suficiente para ayudar a echar adelante estos proyectos. Yo creo que hay que confiar en la probada diligencia del cubano para llevar adelante una empresa que de veras le importe. Esa sería una condición de la que jamás podrían prescindir estos proyectos. Por otra parte, no todas estas cooperativas tendrían que empezar simultáneamente. Pero las que puedan hacerlo, debían comenzar a organizarse lo antes posible.

Habría que privatizar gradualmente el comercio minorista, hasta que los detallistas posean los comercios que regentean, mantengan los establecimientos y contribuyan asimismo, a partir de sus ganancias, a colaborar con el incremento del presupuesto estatal, el presupuesto de todos.

Como organizar estos procesos, debe quedar en manos de nuestros economistas.

Amigos, compañeros: en estas sucesivas monsergas me he sacado del pecho, a lo peor inútilmente, algo que tenía atravesado en él desde hace cuánto tiempo. Le agradezco a mi hermano Silvio Rodríguez, que me ayudó con el puñado de estupendas canciones de Segunda cita. Por ello, no se me ocurre terminar esta serie, sino con unos hermosos versos de ese disco, que acaso expresen lo que los revolucionarios de mi generación seguimos siendo, más de cuarenta años después:

Seguimos aspirantes de lo mismo

que todo niño quiere atesorar:

una mano apretada en el abismo,

la vida como único extremismo

y una pequeña luz para soñar.

viernes, 25 de junio de 2010

el mundo colorao

A las 12 de la noche de anoche no había ni una nube sobre la antigua provincia de La Habana. Venía en una ventanilla y primero vi pasar unas luciérnagas que, supuse, eran Nueva Gerona. Lejos, a la derecha, se veía un fulgor concentrado que parecía Cienfuegos. Pronto empezaron a pasar las tenues señales de los pueblos de la costa sur. Batabanó, Managua, y un poco más allá me pareció distinguir el fértil municipio de Güines. Era una geografía imaginaria que yo sabía probable. Mínimas claridades sobre la tierra oscura que, en la medida que descendíamos, dejaban ver un poco más de sus alrededores. Aún en ese momento, sabiendo casi donde estaba, me parecía que no era posible. Entonces miré la carita de mi hija dormida y supe que llegaríamos.

Desde la primera vez que regresé, hace décadas, cada vez que vuelvo a Cuba paso por un proceso parecido. Cuando más cerca estoy es cuando más me parece que no voy a llegar. Como si lo último vivido no quisiera soltarme. Realidades más o menos interesantes, siempre útiles, en las que se mezclan personas y lugares que la conciencia y las emociones van colocando en nichos de memoria.

Detrás va quedando el mundo inmenso, tecnológico, las luces de la escena, las míticas ciudades, la banda ancha de Internet, las duchas que no te dan deseos de salir, los teléfonos bajo estricto control laboral, excepto para amigos.

Delante, “el mundo colorao”, como decía mi abuela María. Y con lo de colorado no se refería a ideología alguna, sino al rojo sanguíneo de la enorme montaña de deberes y sueños que hacen el día a día de cualquier ser humano.

No va a ser mucho, porque dentro de unas horas me esperan en Colombia. Pero aunque fuera por un instante quiero compartir esta sensación, que seguro todos ustedes han sentido, de sentirse mínimamente a salvo una vez más.

miércoles, 23 de junio de 2010

en estos tiempos

Este poema lo reencontré entre las páginas del diario que Antonio Guerrero, uno de Los Cinco, escribe en la prisión de Clarence. Lo escribió un gran actor y amigo, fundador del grupo de teatro comunitario Escambray, que en sus últimos años de vida dirigió el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos: Sergio Corrieri Hernández.



En estos tiempos

los ojos se estrenan con cada amanecer

nuevas visiones del mismo fantasma lacerado

que recorre a pie el mundo de los pobres

de este mundo.

En estos tiempos

los zánganos fundan nuevas colmenas

con la vieja miel

los vivos se apropian de los muertos

los meteorólogos se tornan herméticos

asomando apenas el húmedo índice.

En estos tiempos

hay ciegos que prefieren no ver

mudos que entrenan sus lenguas intactas

ensayando a la sombra

su próxima traición.

En estos tiempos

los estudios de mercado vaticinan

el aumento constante del precio de los sueños

los mercaderes se aprestan a hacerse millonarios

los profetas auguran la descomunal orgía

de la libertad

el derecho inalcanzable a pensar

solo en sí mismo.

En estos tiempos

la ternura no cabe en una mano

y el puño no sabe de ternura

nuestros hijos tendrán que ser violentos todavía.

martes, 22 de junio de 2010

por si las moscas

Esta es la entrevista completa y en español que le respondí a

Jordan Levin

Miami Herald


- En Sea Señora Ud canta “A desencanto, opóngase deseo. Superen la erre de revolución.” Desencanto con que? Deseo de que? Si uno supera la ‘erre’ en revolución, deja “evolución’. Quiere Ud. decir que Cuba debe evolucionar? Como, exactamente?


Ese desencanto viene sobre todo de la realidad económica de Cuba. A mi juicio Cuba debe evolucionar económica y políticamente. Económicamente con medidas para que los ciudadanos vuelvan a ver el trabajo como el camino hacia un bienestar posible. Políticamente superando muchos lastres que hemos heredado de la guerra fría, tanto en la política interna como en la política exterior. En Cuba he hablado con más detalle sobre algunas medidas que haría falta tomar.


- El mundo ha cambiado enormemente en los 50 anos desde la Revolución. Piensa Ud. que Cuba ha cambiado con el mundo, en la manera que debe?


En algunos aspectos Cuba está adelantada al mundo, mucho más al mundo semejante a ella, o sea el tercer mundo. Basta ver los índices de educación, salud pública y seguridad social reconocidos por organizaciones internacionales prestigiosas, no políticas. En otros casos el bloqueo ha implicado fuertes limitaciones para el país. Esto se refleja mucho en las comunicaciones, acceso a Internet y a otras tecnologías. En mi sector, comprar un micrófono puede ser una odisea para un estudio de grabación, cuando no un imposible.


- Para miles de fanáticos musicales en America Latina y mas allá, Ud es, primero, un músico y compositor fantástico. Pero para muchos Cubanos exiliados, y tal vez para muchos Cubanos en la isla, su importancia como un artista es inseparable con su posición y pensamientos políticos. Le frustra esta situación? Que puede decir sobre eso?


Me doy cuenta de que se me juzga con más exigencia que a otros por el nivel de compromiso que he tenido. Quizá hubiera andado más ligero sin esa impedimenta, pero a estas alturas es como parte de mi equipaje. En una situación tan polarizada como la cubana es muy lamentable la ausencia de matices. Creo que los extremismos impiden que nos entendamos mejor. En eso juegan su papel no sólo los principios sino también los intereses.


- Como es cantar en los E.U. después de 30 anos? Particularmente, como es tocar en un teatro histórico como Carnegie Hall?


En los Estados Unidos tengo que hacer exactamente lo mismo que hago en cualquier parte: ensayar, probar sonido, ver que la maquinaria del concierto funcione correctamente. El Carnegie Hall es un teatro muy bueno sobre todo para música de conciertos, orquestas de cuerdas, agrupaciones de cámara y cosas así. Creo que nuestros técnicos lograron un buen sonido y nos sentimos bien. Pero fue el público, el entusiasmo de la gente lo que lo completó. Ha sido muy estimulante el gran calor humano que hemos recibido en todos los conciertos en los Estados Unidos.


- En que aspectos de la Revolución Ud. cree todavía, y piensa que deben continuar? Cuales piensa deben cambiar?


Todo lo que ha significado beneficio para las mayorías debiera continuar, incluso ampliarse. Todo lo que no ha funcionado debiera mejorarse, aunque haya que empezar de cero. Hay conceptos equivocados desde hace muchos años, como que cualquier iniciativa privada es diabólica. Yo creo que lo que hay que limitar es la explotación a los semejantes y la ambición de monopolizar. Nuestra soberanía la considero sagrada y todo lo que atente contra ella lo rechazo tajantemente.


- Piensa que el gobierno de Cuba escucha y considera seriamente lo que dicen sus músicos y artistas?


Cabría preguntarse qué gobierno del mundo escucha lo que dicen sus músicos y artistas. A mi me consta que a diversos niveles, incluso en la Asamblea nacional del Poder Popular, hay músicos y artistas que al menos tienen la oportunidad de pronunciarse. El último Congreso de la UNEAC fue un testimonio ejemplarmente crítico de las deficiencias de nuestra educación.


- Piensa que el pueblo de Cuba escucha y considera seriamente lo que dicen sus músicos y artistas? Que importancia tienen los músicos de Cuba para los Cubanos?


Los músicos cubanos son como sacerdotes de una liturgia cotidiana. Músicos como Juan Formell, Adalberto Álvarez o David Calzado son semidioses de nuestra cultura. La gente los quiere porque entran a la vida personal de cada ciudadano a través del ritmo y el decir callejero. Ellos y otros como ellos son bien atendidos porque su música late muy acoplada al sentimiento popular.


- Puede describir como la música y artistas musicales de los E.U. influyeron su música?


El cine fue lo primero que me llegó, en la década de los 50, cuando las partituras musicales de las películas se podían cantar. En esos años se fundieron en mi cabeza las bandas sonoras de Hollywood con sones y boleros que se oían por la calle y con la trova que cantaba mi familia. Era una época en que escuchabas por la radio a Elvis Presley y a los cinco minutos a Benny Moré.


- Como combina Ud. esas influencias con sus influencias y identidad artística como Cubano?


El cubano es mestizo y muchas cosas nuestras son resultado de las mezclas. Es una naturaleza que pienso que nos hace vitales y progresivos, lo que se ve en nuestra música, porque las alianzas culturales enriquecen, expanden las identidades.


- Han cambiado las cosas que le inspiran como compositor?


Lo anecdótico puede diversificarse con eventualidades como la tecnología, pero las esencias no suelen cambiar mucho. En eso el arte se parece a la vida.


- Han habido fuertes actos de protesta en Cuba en los últimos meses. Un prisionero murió en una huelga de hambre, y otros prisioneros políticos ahora hacen huelgas de hambre. Las Damas de Blanco seguirán con sus protestas, aunque las habían atacado violentamente. Que piensa de la determinación de esta gente de protestar, a todo costo incluyendo violencia y muerte?


Lo he dicho en Cuba: respeto a quien decide inmolarse por lo que cree, aunque preferiría que no fuera necesario semejante sacrificio. También he dicho en Cuba, y ahora lo repito aquí, que vería con gratitud si mi madre o mi esposa lucharan por mi libertad. No apruebo acto alguno de violencia contra quienes no usan la violencia. Entiéndase que no me posiciono políticamente con los opositores, pero reconozco su derecho a opinar diferente y a ser consecuentes. Aunque debo aclarar que me indigna que la potencia más grande de la Historia les pase millones de dólares anuales para ayudarles a destruir la sociedad que ha elegido la mayoría de los cubanos.


Por cincuenta años, tanto los Estados Unidos como Cuba rehusan a cambiar sus políticas. El uno le pide al otro que cambie primero. Los Estados Unidos se niegan a levantar el embargo si Cuba no cambia su sistema electoral, libere prisioneros políticos etcétera. Que dice Ud sobre esta situación?


Pienso que no se debe condicionar una relación a que el otro renuncie a sí mismo. No es respetuoso, parece una propuesta de capitulación. Hay demasiados elementos de guerra fría en esa fórmula. Si nos guiamos por ese tono, parecería que no hay la más mínima consideración hacia Cuba, sino sólo aquello de salirse a toda costa con la suya. Yo no le veo otra solución al diferendo que el respeto mutuo. Me parece que lo primero que debería suceder es el levantamiento del bloqueo. Cuando eso pase todo va a cambiar.

misterios de la prensa

Hace tres años, en España, dije que en el futuro no iba a hacer muchos más conciertos porque estaba cansado de la vida itinerante y porque quería dedicar más tiempo a mi familia y a la composición. Lo que dije entonces en realidad ya lo venía haciendo, porque desde hace algo más de un lustro he hecho pocas giras. Hace 24 horas entregué una entrevista para un periódico de la Florida llamado El Centinel. A continuación transcribo lo que envié. Como notarán, no hubo ninguna pregunta relacionada con mis planes futuros ni yo hice comentario al respecto. ¿Cómo se explica entonces que la entrevista se titule Silvio Rodríguez se retirará del escenario? Misterios de la prensa...

  1. Vislumbrando ya el final de esta gira, ¿qué apreciación le merece la interacción que ha tenido con manera el publico caribeño y latinoamericano en los Estados Unidos? ¿Somos diferentes a como somos en nuestros paises?

Viéndolo desde la escena, ha sido un recibimiento muy afectuoso, como cuando viajamos por otros lugares del mundo. La verdad es que cualquier artista agradece eso.

  1. Usted ha escrito muchas canciones emblemáticas, ricas en metáforas de las que cada cuál se apropia e interpreta bajo el prisma de experiencias personales. (El unicornio es para algunos la inspiración para otros un par de blue jeans.) Estas canciones, ¿mantienen el mismo significado para usted a través del tiempo o crecen, cambian y hasta se ponen viejas como todos nosotros? (Por cierto, si quiere develar el misterio del unicornio de una vez y por todas, hágalo.)

Pudiera olvidar la circunstancia que me motivó una canción, pero si le sigo encontrando sentido a la canción misma, la sigo cantando. La música de Unicornio, en principio, fue un tema que se me ocurrió para guitarra. Después quise ponerle letra pero las palabras no me salían y pensé que había perdido la facultad de escribir. De ahí surgió el sentimiento de lo perdido. Que fuera un unicornio se debe al misterio y a la pureza que caracterizaba a esos animalitos legendarios.

  1. Muchos estiman que no se puede escribir un solo renglón de la historia de la música cubana y latinoamericana sin dedicarle un gran espacio a usted. ¿Qué artistas de las nuevas generaciones considera que están aportando a ese legado y/o enriqueciendo la fibra de la música cubana? ¿Qué rol, si alguno, desempeñan al respecto los artistas cubanos que han elegido vivir fuera de Cuba?

Le agradezco ese pensamiento que Ud dice a esas personas, pero yo nunca me he considerado tan imprescindible. Respecto a lo valioso actual de la música cubana, sería una larga y variada lista, porque en Cuba se hace música de muchas maneras y estilos. Podría decir que en todos hay expresiones muy maduras, tanto en la música clásica, el jazz, la música balilable, la trova o las variantes del hip-hop. Y en este juicio no discrimino a nadie, viva donde viva o piense como piense, porque me estoy refiriendo al talento artístico, a la incuestionable musicalidad de los cubanos.

  1. Entre sus experiencias cuenta con la de haber sido diputado del Parlamento cubano. ¿Cuál considera usted su aportación al proceso político cubano durante sus años en la asamblea y qué opinión le merece esa institución después de haberla conocido desde adentro?

Fui Diputado durante 3 períodos, o sea durante 15 años, y nunca me postulé para eso ni aspiré a serlo, sino que fui elegido por votación popular en asambleas que se iban dando a través de la isla. Aunque no tengo vocación de político, siempre consideré que no aceptar la votación popular era una falta cívica que no me podía permitir. En esos 15 años aprendí como funcionan y como no funcionan muchos aspectos de la vida nacional, problemas que desde afuera uno tiende a simplificar pero que cuando los conoce ve que son mucho más complejos de lo que imaginaba. Aportes no creo haber hecho alguno trascendental, pero en plena Asamblea pedí que el socialismo cubano se entendiera como algo perfectible, o sea no como algo rígido. Hace algo más de dos años, cuando ya me despedía, abogué por sistematizar la asistencia cultural a las prisiones del país. Mi conclusión es que la Asamblea Nacional del Poder Popular es perfectible, igual que dije de nuestro socialismo.

  1. Usted se ha expresado en torno a la necesidad de que haya una evolución en el proceso político y social de su país. ¿Qué elementos, en su opinión, debería incluir esa evolución y de qué manera se prodrÍa propiciar?

Lo que más rápido desencadenaría un gran cambio en Cuba sería el levantamiento del bloqueo. No creo que sería un cambio de sistema político porque la mayoría del pueblo de Cuba reconoce que el socialismo ha garantizado la justicia social que significan salud y educación gratuitos en las difíciles condiciones de un país del tercer mundo, como el nuestro, para colmo bloqueado. Igualmente sabemos que nos sobra mucho burocratismo y muchas soluciones implementadas en situaciones distantes de la actualidad. Soy de la opinión de que nuestra política se mira demasiado en la de nuestros vecinos y que deberíamos actuar con más independencia. Creo que podríamos empezar a ensayar una política con más aroma de futuro.

  1. ¿Cuál quisiera usted que fuese su legado?

Que mis desendientes escucharan en cualquier parte una melodía y pudieran decir: “eso me suena a mi pariente”.


smithsonian

Por fin fuimos al museo del aire y el espacio. Tuvimos el honor de que John, un viejo piloto de pruebas, nos guiara con sus sólidos conocimientos a través de módulos, cápsulas y cohetes gigantescos. Él nos hizo comprender la complejidad de cada misión espacial. Asombra ver el tamaño de las cabinas donde los primeros valientes se aventuraron al espacio, a veces en misiones largas y tecnológicamente complejas como las de los Apolo 10 y 11. ¿Cómo pudieron pasar tanto tiempo y realizar semejantes pericias en nichos tan angostos? Me acordé de la ínfima nave de Gagarin, que vi en Moscú. Uno comprende entonces lo complejos que deben ser esos procesos selectivos. Los pioneros del cosmos han debido tener los conocimientos necesarios para comprender exactamente lo que hacen y estar preparados para miles de eventualidades. Pero los primeros ¿sabían realmente lo que estaban haciendo? El equilibrio sicológico de estos seres humanos tiene que ser muy tomado en cuenta. El de cosmonauta es un oficio que debe requerir una suprema dosis de serenidad.


De pronto alguien dijo que en los Estados Unidos se discutía si los soviéticos (a quienes llamaban rusos aunque fueran armenios) habían estado primero en la luna. John sonrió con sabiduría y explicó que efectivamente los rusos habían enviado primero un ingenio llamado Lunajod: un robot parecido a un cangrejo rodante que se desplazó kilómetros y recogió mucha más evidencia geológica que los hombres del Apolo. Entonces pasó entre nuestro grupo la brisa helada de aquello que llamaban la “carrera espacial”, hija de la guerra fría, que consistió en el pugilato tecnológico por ver cuál de las dos superpotencias (Estados Unidos o la URSS) estaba más adelantada.


La carrera espacial se desató en octubre de 1957, cuando desde Siberia se disparó al cosmos una esfera de lata brillante con el nombre de Sputnik (satélite). Esta carrera fue tomando impulso y empezó a costar miles de millones y a cobrarse vidas. Hay quienes vieron en el programa espacial metas más altas, pero lo cierto es que desde que empezó la competencia, cíclicamente volvía la discusión de si los viajes a la luna y otros experimentos eran necesarios o si sólo eran maniobras de intimidación.


En el Planetario, orientados por la sugestiva voz de Ghoopi Goldberg, nos sumergimos en el espacio profundo y viajamos hasta lejanas nebulosas, donde el polvo estelar hace de partero de las nuevas estrellas. La belleza de aquellos mares giratorios, de distancias gaseosas inconcebibles, me hizo pensar que era posible que un día llegaremos, mucho más allá de los terribles partos de otras eras donde generaciones se debaten entre la desesperanza y la ilusión, tratando de encontrarle sentido a la dureza de la vida y soñando que parte de su dolor servirá para algo. Si fuera cierto que nuestra estrella colapsará algún día y se convertirá en una Super Nova que barrerá el sistema solar, estamos obligados a esforzarnos y continuar una legítima carrera espacial por la supervivencia de la especie y la memoria humana. ¿Qué salvará de la furia de nuestro viejo sol la expedición que migrará a las nuevas estrellas?


Otra agradable sorpresa del Smithsonian, al que no iba desde hace 30 años, fue ver entre los héroes del cosmos la foto de Arnaldo Tamayo Méndez, Héroe de la República de Cuba, con los dos títulos que le reconoce este importante museo científico: primer cosmonauta de la raza negra y primer cosmonauta latinoamericano de la Historia.


viernes, 18 de junio de 2010

los ángeles

Acabo de llegar a Washington para el concierto de mañana. El de anoche en el teatro de la Universal, en Los Angeles, fue uno de los más ajustados que hemos hecho. Salvo un par de acordes que olvidé en Sinuhé, lo demás quedó donde debía. En el público hubo mucho entusiasmo, se notaban la espera y los deseos. Muchos cubanos. Entre ellos, por la voz y por lo que gritaba, estaba el Dennis, un trovadicto de La Víbora, muy socio de Santiago Feliú en sus primeros años. El Dennis nos gritaba su amor, decía que yo era el mismo, que se sentía en una descarga universitaria, que el concierto no había tenido propaganda y aún así ¡mira como está esto! Y en una de las repeticiones de A dónde van dijo, bajito pero lo escuché: a Cuba. Eso me apretó un poco la garganta porque estos conciertos han sido encuentros con lugares y personas que nunca había visto, pero también reencuentros con partes de mi vida y mi país. Esa ha sido una zona de alegría especial y a la vez de tristeza que ha flotado.


El concierto de anoche fue también inolvidable porque en la mañana de ayer se nos murió Tula, nuestra perra más entrañable. Era una pastora alemana de 13 años que ya tenía muchos achaques. Llegó a nuestra familia con 40 días de nacida, en julio de 1997, cuando Niurka acabó sus estudios en París y empezamos a vivir juntos. Tula es para siempre uno de los primeros encantos que tuvo nuestro hogar. Pienso que de alguna manera nuestra vieja amiga estuvo echada anoche entre Niurka y yo, mientras duró el concierto. No tengo otra forma de explicar algo de mágico que hubo.

jueves, 17 de junio de 2010

benedettianos

Llego de una prueba de sonido y veo el ordenador echando humo. Me digo "qué mala suerte, ya se me fundió". Pero me acerco y veo que me quedé conectado a Segunda cita, de donde sale el humo. Dentro de tres horas tenemos que presentarnos en Los Angeles y no tengo tiempo de nada. Entonces me acuerdo...

Estos son versos que escribí hace años. Viéndolos hoy, me recuerdan a Benedetti (salvando la distancia). No es raro porque Mario es un Salvador a quien he acudido y acudiré mientras pueda. Por la semejanza, sería justo titularlos


Benedettianos


Esta franca mañana de mi pueblo

venía pensando: qué decir que importe

en mi recodo de espiral posible,

como cada babosa que la carga.

Qué pudiera decir el día que estamos

crucificados punitivamente

por tanta envergadura escalofriante.

Y pensaba: respeto es la palabra

que más se usa y menos se practica

en este mundo en coma y en pañales.


Respeto por el que te queda al lado,

respeto por tu dorso y tus inversos,

por tu extraños y por tus vecinos.

Respeto por tus otros diferentes.


Respeto enorme por el que no entiende,

cortesía constante y solidaria

con el que no fue más allá que anoche.

Amistad con los vástagos del Cristo,

–llámese Alá, Santísimo o Sidharta–

y comunión con cuanto desgraciado

–natural o adquirido– se conozca.

Respeto a los humildes y caídos,

respeto al que trabaja y se levanta

–siempre que no sea a costa de su prójimo.


Respeto por el que te queda al lado,

respeto por tu dorso y tus inversos,

por tus extraños y por tus vecinos.

Respeto por tus otros diferentes.


Respeto invocador de los respetos.

¡Atrévete a dar el tú el primer abrazo!

¡Atrévete a ser hombre de respeto,

rotundo humano, ser considerado!

Galante con los pájaros y amable

al engrillado a su desasosiego,

febrilmente amoroso con las brumas

como si fueran sombras de mañana,

como si conocieras los designios

y la luz fuera más, aún sin estrellas.


Respeto por el que te queda al lado,

respeto por tu dorso y tus inversos,

por tus extraños y por tus vecinos.

Respeto por tus otros diferentes.


Respeto por la lluvia que desgracia

la boda de los santos ideales,

piedad por las hormigas del almuerzo,

misericordia por lo nunca visto

y por lo visto exageradamente.

Respeto nacional y sin fronteras,

respeto de civiles y soldados,

respeto de arrabal y de Universo.

Yo respeto, respeta, respetemos.

Vamos a respetar, a respetarnos,

para ser algún día respetados.


Respeto por el que te queda al lado,

respeto por tu dorso y tus inversos,

por tus extraños y por tus vecinos.

Respeto por tus otros diferentes.


miércoles, 16 de junio de 2010

no es fácil


No es fácil

caminar por entre escombros

y andar sin ensuciarse los pies.

No es fácil

recorrer largos caminos

y avanzar sin que te logres caer.


No es fácil

arañarle el miedo al mundo

para que al final del viaje

el mundo mismo te de la mano.

No es fácil

darle sentido a un poema

donde digas las tristezas

de los hombres de este suelo.


No es fácil, no.

En cualquier calle

te espera el peligro de ser joven.


No es fácil

cantar ante hombres

que te exigen en tus notas tesón.

No es fácil

sensibilizar el sueño

y plasmar en letras toda tu fe.


No es fácil

encontrar la referencia

del despegue hacia la vida

con el cerebro desnudo

y encontrar

en cada paso un freno impuesto

por los que imaginan

que afirmarlo todo es sincero.


No es fácil, no.

En cualquier calle

te espera el peligro de ser joven

y en cualquier hoja

se engendra un poema peligroso.


No es fácil, no.

Pero se lucha.



Vicente Feliú,

Neptuno, 1968.


lunes, 14 de junio de 2010

de mi diario

14 de junio - Maceo y Che

Dos héroes
dos pensadores
dos enamorados
dos hombres

Dos partículas
dos sueños
dos hogueras
dos besos

Dos cosechas
dos manantiales
dos estaciones
dos alivios

diurnos y nocturnos

Queridos diurnos y nocturnos que le dan vida a este universo: les agradezco el tiempo y los desvelos. Sigo de gira, recorriendo enormes distancias, ensayando con mis compañeros cada vez que encontramos dónde, tratando de corresponder la atención de personas que quizá sólo vea una vez en la vida.


A veces paso por aquí pensando en decir algo y el tiempo se me va leyendo lo que aparece en esta Segunda cita. ¿Quién se atreve a proponer censura? ¿Quién a decir que no lo hago porque la sufrí y obvia que después no salí corriendo como otros? ¿Qué diosecito creen que soy? No soy ningún santo, pero los veo a todos, a los que me quieren y a los que no.


Recuerdo no haber sido tanto de respuestas como de preguntas. Fíjense en mis canciones. Algunas certezas y muchas preguntas. Allá los que dicen saber por dónde le entra el agua al coco. Gente temeraria, a veces con un inocultable autoritarismo.


Creo que voy a seguir siendo como soy. Muriéndome como viví, haciendo preguntas. Palabra de aprendiz.

viernes, 11 de junio de 2010

clean water

Anoche estuvo Pete. Le dediqué el concierto porque él es un Maestro verdadero. Lleva 91 años aprendiendo canciones de cada lugar para enseñarlas en todos los lugares. Ha dejado un pedacito de Cuba en Estados Unidos, un poquito de Africa en Italia, un soplo de España en Japón. Para Pete no hay fronteras. Si hay un reparador de sueños, ese es él. Su vida ha sido un ejemplo de fraternidad, de amor a los humanos y a la naturaleza. Él es una canción que deberíamos aprender. Tiene las mejillas rosadas y la mirada aguda, como un velero surcando una eternidad de aguas limpias. Sin dudas hay Seeger para rato. Lo dice un aprendiz.

afuera nueva york

He estado poco últimamente y es que la preparación del segundo concierto me tenía ocupado. Aunque, mirando cómo va esto, no sé si tendrá sentido disculparme, porque parece que este blog se basta y se sobra solo. Le pasa como a algunas canciones: son mías hasta que las muestro, instante en que de párvulas saltan a adultas y echan a andar con una autosuficiencia que me deja perplejo y pensando: "pero ¿qué se habrá creído esta?" Son menesteres de un Universo con vida que hay latiendo por ahí, loca por inscribirse en lo que sea para ser sentida o cuando menos escuchada. Es así. No ocurre de otra forma. El mío, en definitiva, es un gobierno mucho más fácil de llevar que un país (no hablemos de un planeta). Y mientras en un hombro un alado me dice lo que le parece, en el extremo opuesto otro volátil dice que Dios me libre. Cada uno levanta la voz lo más que puede y ya no les basta soplarme lo que piensan sino que se lo lanzan entre ellos y no se van a las alas porque mi cabeza está por medio. Cansado como estoy, acabo poniéndome un algodón en cada oído y dejando caer el mundo en la almohada, cerrando los ojos, quedándome lelo con la música bilingüe que se filtra lejana a través de las nubes… Y, mientras adentro se anuncia el sueño, afuera Nueva York palpita.

miércoles, 9 de junio de 2010

la noche estrellada III

El Dr Carlos Mendoza, un talentoso neuro-oftalmólogo cubano, me contó que Vincent van Gogh tomaba estrofantina, un antiguo medicamento para el corazón que posiblemente alterara su percepción de los colores (entre ellos el amarillo, lo que podría explicar su obsesión con ese color, sobre todo en sus ultimas pinturas). Carlos está estudiando la incidencia de ciertas enfermedades en algunos pintores. Sobre Claude Monet me comentó que, en la última etapa de su vida, fue emborronando trazos en la medida en que fue perdiendo la visión y que, después de operarse de cataratas, volvió a pintar algunos cuadros con la intención de "autocorregirse".

lunes, 7 de junio de 2010

la noche estrellada II


La noche estrellada. 1889

Óleo sobre lienzo, 73,7 x 92,1 cm

Adquirido a través del legado de Lilie P. Bliss


[…] El artista escribió sobre su experiencia a su hermano Theo: "Esta mañana vi el campo desde mi ventana mucho antes de que amaneciera, sin otra cosa que el lucero de la mañana, que parecía muy grande". Ese lucero de la mañana, o Venus, puede ser la gran estrella blanca que hay a la izquierda del centro en La noche estrellada. El pueblo, por otra parte, es ficticio y la torre de la iglesia evoca el país natal de van Gogh, Holanda. Esta pintura, como su compañera diurna Los olivos, tiene sus raíces en la imaginación y la memoria. […]


Fragmento del catálogo "MOMA Higlights", edición de 2008, página 35.


(Foto hecha sin flash, respetando regulaciones del museo)

domingo, 6 de junio de 2010

la noche estrellada

Hoy vi por segunda vez La noche estrellada, de Vincent Van Gogh. La primera fue hace 32 años, también en un día caluroso.

Cuentan que el pueblo que yace bajo la danza de estrellas es imaginario, una suerte de evocación de Holanda, porque Van Gogh ya se había ido a buscar lo que soñaba que le esperaba en Francia. No sé si será por lo alucinado de la escena, pero esta pintura me recuerda las imágenes que acompañan a Una noche en la árida montaña, la obra de Modesto Mussorgsky que Disney escogió para su película Fantasía. Siempre me parece que los diseñadores del episodio deben haber estudiado La noche estrellada. La iglesita con la que dicen que Van Gogh evoca a su país, se parece al campanario que atraviesan aquellos espectros desvanecidos. Y el caos entre infernal y tierno de los diablos recuerda el universo atormentado del holandés, que iba como alma en pena por un país que no era el suyo.

Don McLean hace años escribió una canción llamada Vincent, sobre Van Gogh y La noche estrellada. Los que no la conozcan, búsquenla, porque es maravillosa.

Hoy, caminando hacia el MOMA, entre el gentío neoyorquino encontré cuatro damas cubanas y nos pusimos a conversar. Me contaron que habían venido a escucharme desde Miami y que no llegaron a tiempo al concierto. Les comenté que el 10 había otro, que por qué no se quedaban. Una de ellas, una negra bien puesta, arqueó las cejas y me dijo: "Ay, mijito, mañana es lunes y tenemos que regresar al pan nuestro de cada día". Yo no tenía ni un disco a mano, así que nos hicimos unas fotos frente a la catedral de San Patricio.

Con todo respeto por el imponente patrón de Nueva York, creo que aquel grupo sonreía a la cámara pensando en cierta Virgencita de un remoto pueblito llamado El Cobre, donde las noches suelen ser fantásticamente estrelladas.

otro enlace

En este otro enlace a una noticia difundida por la agencia EFE, se ve a una señora diciendo que estuve preso en un campo de concentración en Cuba, afirmación que declaro sin el más mínimo fundamento. No cuestionar estos datos apócrifos y humillantes pareciera sumar a la agencia EFE a la campaña de descrédito que viene sufriendo Cuba y los que la defendemos. Es decepcionante que el medio de prensa que representa a un digno y querido país como España asuma con tan poca seriedad su deber de informar correctamente.

http://www.youtube.com/watch?v=Toj2aPm-Sik

sábado, 5 de junio de 2010

enlace

http://www.cubainformacion.tv/index.php?option=com_content&view=article&id=15436%3Ala-manipulacion-de-la-cnn-llega-al-surrealismo-afirma-que-silvio-rodriguez-apoya-la-prision-de-los-cinco-cubanos-en-eeuu&catid=39&Itemid=86

nueva york

El Carnegie Hall está vivo. El sonido camina inquieto cuando está vacío, pero las frecuencias encuentran su lugar cuando se llena. Uno puede salir desconcertado de una prueba sonora, pero lo que sucede cuando los cuerpos humanos completan el teatro es algo así como el destino de la música. Ahora me explico por qué tantos grandes insistían en tocar allí. Es un lugar donde el sonido tiene la oportunidad de organizarse y encontrar sentido. Dicen que Horowitz trasladaba su piano hasta el teatro por el placer de escucharlo entre aquellas paredes. Y es que la caja acústica del Carnegie realiza el milagro de reproducir los más insólitos matices. Cuánto deben haber disfrutado talentos como Stokovsky o Berstein, gozando a fondo las posibilidades de una acústica que roza lo perfecto.

Otra cosa que no me esperaba fue el entusiasmo de la gente. Cuánta sed acumulada había en los seres que estuvieron allí. Algunos lloraban y se bebían sus lágrimas. Creo que lloviznó por todas partes. Bendita tierra, pues.

viernes, 4 de junio de 2010

Hoy es el cumpleaños de Gerardo Hernández Nordelo, uno de los 5 héroes cubanos que sufren injustas condenas en cárceles de los Estados Unidos. A través de mi blog quiero felicitarle y mandarle un fuerte abrazo de hermano. Como ñapa, vayan otros cuatro abrazos para René González, Fernando González, Ramón Labañino y Antonio Guerrero.

En su defensa, Gerardo Hernández expresó: "La Fiscalía considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el resto de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en este, en algún otro nivel del sistema, la razón y la justicia prevalecerán (...) Pero si así no fuera, me permitiría repetir las palabras de uno de los más grandes patriotas de esta nación, Nathan Hale, cuando dijo: "Solo lamento no tener más que una vida para entregar por mi patria".